Los escolares de Los Pinos acuden al rescate del vocabulario ruteño

  • El libro “Historias ruteñas a la sombra de Los Pinos” recoge 18 relatos que reflejan las peculiaridades de nuestra forma de hablar

  • Antes de la redacción, se llevó a cabo un minucioso trabajo de investigación y documentación para recuperar palabras y expresiones

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Al término del acto, los escolares que han participado en el libro junto al equipo docente leyeron fragmentos de sus relatos

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Si alguna vez alguien se decide a hacer un diccionario de términos y expresiones de Rute, deberá tener en cuenta que el primer paso lo dio un grupo de escolares. Hay libros que rescatan una época y la inmortalizan como si de una instantánea se tratase. Es el caso de “Historias ruteñas a la sombra de Los Pinos”, una obra paradójica en muchos aspectos. Es la iniciativa de una docente vocacional (¿quién dijo que ya no quedaban?), Carmen Arcos, o “Mamen”, como la llaman quienes la tratan con más afecto que el de una simple compañera de trabajo; pero a la vez ha requerido de la implicación de un equipo. Es un proyecto coordinado por adultos, pero quienes lo protagonizan y lo han hecho posible son niños y niñas. Es pasado, porque construye una memoria, la de un pueblo, y una cultura, la ruteña, con las peculiaridades del elemento más esencial para la comunicación, el lenguaje. Pero en la misma medida en que sus contenidos quedan fijados en papel es presente y futuro. Y es finalmente un libro que habla de un espacio, de un centro, el colegio de Los Pinos, pero cuyas páginas están llenas de alma y humanidad, la que han reflejado sus protagonistas.

  • Desde un primer momento, se dieron cuenta de apenas había documentación sobre el habla ruteña
  • Según el director, el libro es una muestra “de las muchas cosas que se hacen y que se hacen bien en este colegio”

Acaba de ver la luz lo que comenzó como una actividad para el Día de Andalucía. Según su promotora, surgió “casi de casualidad”. Al repasar las redacciones presentadas, decidieron que tenían calidad para no caer en el olvido. La idea fue madurando hasta adquirir la forma de un libro con las 18 mejores creaciones, ambientadas en un pasado no muy lejano, los años 60 del siglo XX. Carmen Arcos dejó claro que en modo alguno ha sido un proceso fácil por venir de niños. Ha habido que superar la edad, entre 10 y 12 años, los que corresponden a 5º y 6º de Primaria. Y justo por eso, han escrito sobre una época que no han vivido, utilizando palabras que desconocían. Por si fuera poco, desde un primer momento, se dieron cuenta de apenas había documentación sobre el habla ruteña. De hecho, al no figurar por escrito, han reproducido estas palabras “al libre albedrío”. Con el listado completo, llegó el momento de trasladarlo a los relatos cortos, para lo cual contaron con las explicaciones de Manuel García Iturriaga. Según la profesora, el resultado es un libro “ameno, que se lee en una tarde”. Pero no reside ahí su principal legado. Para Arcos, este proyecto responde a un deber moral, el que como maestros tienen para “trasmitir las tradiciones y saber de dónde venimos”.

Para el actual director del colegio, José María Henares, el título viene “como anillo al dedo”, por el doble juego con el nombre del centro y su situación en la falda de la Sierra de Rute. Sus primeras palabras fueron “para Mamen, verdadera artífice del proyecto”. Después, recordó que la publicación de un libro “siempre es motivo de alegría, más aún si es de niños”. Pero en este caso, cree que es una satisfacción para los lectores y para el centro. El director confesó que se le llenaba la boca al decir que esta obra “se ha pensado, se ha imaginado  y se ha hecho íntegramente en Los Pinos”. Después, ha contado con la subvención correspondiente del área de Cultura del Ayuntamiento para que se publique en la editorial “Fuente Clara”, de Rute. Según dijo, es una muestra “de las muchas cosas que se hacen y que se hacen bien en este colegio”. Por eso, manifestó su orgullo por trabajar con el equipo docente que dirige. Tampoco se olvidó de quienes les precedieron en estos menesteres, por contribuir “no sólo al conocimiento de tantos niños, sino por formar a mejores personas”.

Henares terminó dando las gracias al Ayuntamiento y Manuel García Iturriaga, por su colaboración en el prólogo y como responsable de la edición. Éste admitió que por su profesión y por afición cultural ha asistido a muchas presentaciones de libros “pero no de niños”. El historiador local contrastó el presente de estos escolares con el pasado que refleja el libro, que es en parte el suyo propio. Más que pensar en si aquel tiempo era mejor o peor, tiene claro que era “diferente”. Como ejemplo, mencionó que su nieto se maneja con la tablet, “pero no sabe qué es una latiquera” (tirachinas). Puede que se haya perdido ese desparpajo de la calle o los juegos tradicionales, pero también es consciente de que en su infancia resultaba impensable que unos escolares publicaran un libro. De ahí su gratitud a este grupo, como “un enamorado” de su pueblo que se siente. Porque han escrito “una página hermosa de la historia ruteña”.

En efecto, han rescatado una cultura siendo pioneros, porque su labor será “un estímulo para que escriban otros”. Como subrayó, Rute ha sido “un crisol de culturas y de ese crisol ha nacido este libro”. Tras sus aplaudidas palabras, la concejala de Cultura, Ana Lazo, cerró las intervenciones con varias felicitaciones y agradecimientos: a la comunidad educativa de Los Pinos, al propio García Iturriaga y en especial “a Mamen, la artífice”. Según Lazo, el Ayuntamiento “no podía decir que no” a un proyecto “entrañable y muy nuestro”. A continuación, animó a comprar el libro y cedió la palabra a “los verdaderos protagonistas”. Y así, leyeron un fragmento de sus propias creaciones cada uno de los 18 escolares que han recuperado este pedazo de lo que fuimos y, por tanto, lo que somos.

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