Se conmemora el cuarenta aniversario de las fiestas en honor a la Virgen del Consuelo en La Hoz

Los hermanos mayores, Perfecto Rodríguez y María Martínez,  posan junto a la imagen justo antes de su encierro

Los hermanos mayores, Perfecto Rodríguez y María Martínez, posan junto a la imagen justo antes de su encierro

Concluyen las  fiestas desarrolladas en la pedanía de La Hoz, celebradas en honor a la Virgen de Consuelo. Unos días de ambiente popular y festivo, de hermandad y convivencia entre los vecinos. Han pasado cuarenta años desde que la nueva cofradía se refundó y se hizo cargo de procesionar a la imagen de la Virgen del Consuelo, así como de la  construcción de la nueva ermita en el lugar actual. Atrás han quedado unos días en los que no había prisa para nada. Unos cultos y actividades que se han desarrollado a un ritmo pausado. Los más pequeños no dudaron en participar en los juegos y en la tradicional carrera de cintas, aunque para ello tuvieran que esperar un buen rato. Los de mayor edad se volcaron un año más con la subasta de la mesa de regalos o yendo con la comitiva durante la salida procesional que tuvo lugar en la noche del sábado. Afortunadamente, el tiempo también acompañó y durante esa noche la jornada estuvo amenizada por el grupo  Trópico de Cáncer.

Se ha cumplido también  un año desde que Perfecto Rodríguez decidiese de nuevo ocupar el cargo de presidente. Ya lo fue cuando murió su padre y ahora tras la muerte de Juan José Tejero se sentía “comprometido para continuar con la tradición”. La celebración del cuarenta aniversario supone el reconocimiento de la etapa más fecunda de la cofradía a lo largo de su historia. Así lo constata el maestro impresor Manuel García Iturriaga, quien también forma parte de la cofradía. Durante estas cuatro décadas la cofradía se ha consolidado y aumentado en número de miembros. Fue un 6 de septiembre de 1969 cuando se  bendijo  la nueva ermita de la Virgen del Consuelo y se nombró hermano mayor a Andrés Rodríguez, padre del actual presidente.

Durante varios años, Andrés Rodríguez fue  el encargado de custodiar en su propia casa la imagen de la Virgen mientras se construía la nueva ermita. Un preciado lienzo que data del siglo XVIII, de Juan Ruiz Soriano, onubense iniciado en el taller de Alonso Miguel de Tovar, pintor de cámara de Felipe V.

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