Los cadetes del Rute Calidad rinden un emotivo homenaje a su compañero Javier Pedrosa

Hay victorias más importantes que las que refleja un marcador. A veces, sobre todo en el deporte de base, hacer piña y fomentar el compañerismo está por encima de marcar más goles o lograr más puntos. Es lo que ha ocurrido con el partido disputado por los cadetes del Rute Calidad, en una sofocante mañana. La temperatura que se registraba a mediodía en el estadio de Las Huertas era más propia del mes de agosto que de un 19 de octubre. Se medían a Aguilar y perdieron por 1-2. Quizá tardaron en soltarse y durante el primer tiempo apenas si mantuvieron el balón. Cuando acordaron, tenían dos goles en contra. Aun así, su reacción en la segunda parte fue encomiable y por juego, entrega y ocasiones merecieron algo más ante un rival que a priori se suponía superior.

Sin embargo, el resultado del partido no era lo primordial. Lo esencial había tenido lugar antes del comienzo. Porque éste no ha sido un partido más para estos chicos. Ha sido el primero sin Javi Pedrosa, el compañero fallecido apenas unos días antes. No podían contar con él desde hace tiempo, desde que se le detectó la maldita enfermedad. Pero eso no significaba que lo hubieran dejado de lado… Ni que lo vayan a olvidar. Ya en el mismo encuentro, como en el resto de categorías del Rute Calidad, se guardó un minuto de silencio por su memoria. En líneas generales, ha sido conmovedor el movimiento que ha tenido este grupo de adolescentes de mensajes de apoyo al compañero, al amigo. Tan ejemplar como la propia actitud de Javi. De él no sólo recuerdan las jugadas, sino su optimismo contagioso, hasta en las peores situaciones, su “valiente alegría”, como escribió Lorca.

Dan fe de ello sus entrenadores, Guti y José Manuel Pérez, y por supuesto los integrantes de la plantilla. Los técnicos no ocultaban que ha sido una semana “muy dura”, donde ha habido que hacer más trabajo psicológico que físico o táctico. Para José Manuel, que lo ha tenido más tiempo a sus órdenes, Javi sólo se puede definir con una palabra, “luchador”. Lo era en el campo, un defensa central “muy fuerte y solidario”. Pero también en su lucha contra la enfermedad, que ha combatido “con una sonrisa y con una fortaleza increíble, que ha trasmitido a sus compañeros”.

En nombre de todos esos compañeros habló Manu Alba. Compartía con Javi vestuario y paisanaje. Ambos venían muchos días juntos a entrenar desde Iznájar. Aunque los orígenes paternos son de Rute, Javi se había criado en la vecina localidad. En el fútbol provincial no hay camisetas personalizadas como el profesional de élite. Ello no impidió que la plantilla saltara al césped con una camiseta blanca, doméstica, confeccionada por ellos mismos. En la espalda todas llevaban el número 5, el dorsal que solía lucir Javi, el propio de un central. Por delante, mensajes de ánimo y recuerdo para él. No pudieron redondear el homenaje dedicándole una victoria en el marcador. La otra, la de la solidaridad y el compañerismo, la lograron por goleada.

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