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Mujer muy popular y querida en Rute, fue taquillera en el “Cine de Don Andrés” y una persona muy vinculada a las costumbres y tradiciones del municipio
Ha fallecido María Higueras, algo más que un personaje popular en Rute. Sus diferentes empleos y en especial su implicación en distintos ámbitos de la vida social del municipio la hicieron muy conocida por varias generaciones. Nacida en 1934, trabajó de taquillera en el desaparecido “Cine de Don Andrés”, hasta que éste cerró. Después, sería distribuidora de la firma de cosméticos Avón. No obstante, lo que de verdad la dio a conocer y a ganarse el cariño de tanta gente fue su participación en las diversas costumbres y tradiciones de su Rute natal.
- Era una enamorada del Carnaval y la música, pero lo que le dio más popularidad fue su devoción por la Virgen de la Cabeza
Era una enamorada del Carnaval, hasta el punto de disfrazarse en plena dictadura y formar parte de varias murgas, amén de los pasacalles. En el plano musical, perteneció al Coro de San Francisco de Asís y desde su creación a la Coral Polifónica Bel Canto. Mujer de profundas convicciones religiosas, formó a centenares de niños y niñas de la localidad para la Primera Comunión con el grupo de catequistas “Adoración nocturna”.
Pero si por algo era conocida María Higueras es por su devoción a la Virgen de la Cabeza. Formó parte de la primera corte de reina y damas de honor de la Morenita y fue la primera mujer en una cofradía ruteña. Durante décadas se encargó del reparto de los banderines para la procesión y de las mantillas. En 2005, volvería a entrar en otra junta de Gobierno. Siempre vivió intensamente las Fiestas de Mayo en sus diversas vertientes. Uniendo la afición a la música y la devoción por la Virgen, fue integrante del Coro de la Real Cofradía. Por todo ello, en 2017 la cofradía reconoció su dedicación con una placa, además de nombrarla cofrade de honor.
Esta trayectoria no sólo le valió el cariño de su pueblo. Además, este año fue distinguida en el Día de Andalucía con una mención especial en los Premios Villa de Rute. Para entonces ya llevaba un tiempo en la residencia Juan Crisóstomo Mangas, aquejada de varias patologías. Semanas después del para ella inolvidable 28 de febrero, contrajo el temido coronavirus. Logró recuperarse y ser dada de alta, por lo que es una incógnita si formará parte de las víctimas de la pandemia. Pero es un hecho que la factura que le pasó la Covid-19, unida a sus afecciones, se ha cobrado ahora su vida.
