El Rute Calidad logra su segunda victoria en casa en un encuentro con agresión, polémica y juego suspendido

Los jugadores de  ambos equipos permanecieron en los vestuarios con el juego interrumpido durante  veinte minutos

Los jugadores de ambos equipos permanecieron en los vestuarios con el juego interrumpido durante veinte minutos

El Rute Calidad empieza a coger el tono, al menos en los partidos de casa. Los dos últimos se han saldado con victoria. La lograda ante Baena (4-2), en partido de la 6ª jornada del campeonato, estuvo marcada, una vez más, por el sufrimiento, pero también por la polémica. Los errores defensivos siguen haciendo mella en el cuadro dirigido por Andrés Piedra. Sin que los baenenses hubieran acreditado grandes méritos, al llegar al ecuador de la primera parte ya contaban con dos goles de ventaja. Hay costumbres que, por repetidas, no dejan de ser desagradables. Así que a los ruteños les tocaba remar por enésima ocasión contra corriente. La marejada corrió el riesgo de convertirse en tempestad cuando a la media hora Estebi falló un penalti, otra lacra del equipo, que desperdicia más penas máximas de las que aprovecha. Fue la única mácula del delantero, que, por lo demás, completó un partido ejemplar. Antes del descanso, sentó las bases de la remontada. Lanzó una falta escorada que, tras golpear en un defensa, terminó con el balón alojado en la portería baenense.

Hasta aquí los espectadores habían asistido a un encuentro más o menos normal, con alguna entrada a destiempo y las protestas fuera de tono habituales en estas categorías. Lo que vino después del descanso se sale del guión de lo que se entiende como deporte. Todo empezó con una agresión de Pablo Córdoba a un rival baenense, tras un rifirrafe entre ambos. Las réplicas y contrarréplicas que se sucedieron en los instantes siguientes no encontraron una respuesta tranquilizadora desde los banquillos. Desde luego, no en el visitante, con algún miembro del cuerpo técnico fuera de sí.

Para completar el desaguisado, el árbitro no veía claro que el problema se solucionara sólo con tarjetas. Ante la sorpresa de los propios contendientes, envió a los dos equipos a los vestuarios. Allí permanecieron cerca de veinte minutos, con los jugadores instando al colegiado a volver al campo, y éste argumentando que los ánimos en la grada estaban demasiado crispados. Desde las filas baenenses, se insistía en que su jugador agredido, conmocionado, precisaba de asistencia médica. De hecho, hasta que no llegó una unidad del Centro de Salud no se retomó el juego.

Tras la reanudación, continuaron las expulsiones. Baena terminó con diez jugadores, además de la roja a uno de sus técnicos, mientras que en las filas ruteñas hubo hasta tres futbolistas que se fueron a la caseta antes de tiempo. Junto al citado Pablo Córdoba, Juanito y Jesús vieron castigadas sus entradas con la segunda amarilla. Por suerte, los ánimos no se caldearon más, si bien los baenenses se revolvían a cada falta, a veces antes incluso de que el árbitro la señalara o mostrara la correspondiente cartulina.

En lo estrictamente deportivo, a Rute le sentó mejor el parón producido por la tangana y recibió el premio a su mayor iniciativa. Nada más reiniciarse el juego, Dani establecía el empate al enganchar de volea una falta lateral botada por Manolo Córdoba. Después, el protagonismo fue para Estebi, partícipe de una forma u otra en todos los goles ruteños. Suyo fue el tercero y asistió a Manolo Córdoba para que lograra el cuarto, tras rechazar el balón en un defensa. Fue casi la última intervención del mayor de los hermanos Córdoba. Poco después, sufría una durísima entrada que le obligó a retirarse lesionado.

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