El gerente de la Agencia Andaluza del Agua defiende una gestión “correcta y óptima” de los desembalses en Rute y toda la provincia

Tras atender a los medios, los responsables públicos visitaron las entrañas de la presa

Tras atender a los medios, los responsables públicos visitaron las entrañas de la presa

No es habitual contemplar las entrañas del Pantano de Iznájar. En la mañana del 10 de marzo tuvieron ocasión de hacerlo los medios de comunicación de Rute, otros de Córdoba y Sevilla, así como del ámbito autonómico y nacional. Se pudo ver los aliviaderos de agua a escasos metros de distancia, recorrer las galerías interiores de la presa y asistir al proceso de producción en la central hidroeléctrica. Fue con motivo de la visita al embalse del delegado de Medioambiente, Luis Rey, el gerente de la Agencia Andaluza del Agua, Rafael Álvarez, y el jefe del Servicio de Infraestructuras de la Agencia y director de explotación del embalse, Antonio Ramón Guinea. Con la visita a la gigantesca infraestructura se pretendía hacer balance de la gestión de los desembalses en la provincia y más concretamente en el de Iznájar, el mayor de Andalucía.

Luis Rey insistió en la “excepcionalidad” del régimen de lluvias que se vive desde diciembre pasado. Según informó, la media de lluvias en la provincia en estos dos meses y medio ronda los 900 litros por metro cuadrado, cuando la habitual en un año está entre 600 y 650. El delegado recordó que no se daba un llenado así desde 1997. De hecho, la situación sólo se ha producido en dos ocasiones desde que se construyera el embalse en 1969. En este contexto, cree que los desembalses en este pantano se han hecho “de forma controlada” para evitar desbordes.

Rafael Álvarez fue más lejos al asegurar que la gestión de desembalses se ha realizado de forma “correcta y óptima en toda la provincia, incluso en toda la cuenca del Guadalquivir”. De esa cuenca, de 7800 Hm3, el mayor volumen de embalses está en Córdoba, con 3712, un 44%. En concreto, esa cantidad se gestiona a través de catorce embalses “y dos presas de derivación”. Según el gerente, las inundaciones “no sólo no se han producido por los desembalses, sino que éstos han contribuido a regularlas y a disminuir las avenidas”. Esas avenidas, además, “se han laminado”, es decir, se vierte el mismo caudal en más tiempo, con más lentitud “y de forma más suave”.

Como ejemplo, citó que el Pantano de Iznájar desembalsa ahora mismo 155 metros cúbicos por segundo. El régimen natural del río, si no estuviera hecha la presa, “sería de más del doble”. Es más, el río Genil ha registrado en dos meses y medio “hasta once puntas de caudal”. A su paso por Écija, esas puntas han llegado a ser de 600 m3 “con el embalse cerrado”. En su opinión, no se debe valorar el efecto de estos pantanos por el caudal de agua que vierten al cauce “sino desde el punto de vista de lo que sostienen”. La actual Ley de Aguas deja muy claro en este punto que, cuando se construye una presa, el río, por debajo de ésta, “debe seguir su comportamiento en régimen natural”. En este caso, el caudal ha sido “incluso menor”.

Respecto a por qué no se ha desembalsado antes, el gerente aludió a criterios “estrictamente técnicos” y al protocolo de normas de explotación que marca dicha ley. Siguiendo esos protocolos, “no ha hecho falta desembalsar” porque existía “un resguardo de seguridad suficiente”. De haberse saltado ese protocolo, se corría otro riesgo: llegar a la segunda mitad del año hidrológico “con la cuenca vacía”. Por último, mostró su convencimiento de que la cuenca está “suficientemente dimensionada”. En este sentido, recordó que una cuenca no se regula pensando en un año extraordinario. Eso, “aparte del coste medioambiental, no tendría utilidad”.

En este sentido, Antonio Ramón Guinea matizó que aún “hay que jugar con el resguardo de 41 Hm3 sin ocupar”. De los 981 de capacidad total, actualmente “en números redondos” está lleno un 96%. Para ese resguardo, hay que tener en cuenta las precipitaciones que puedan llegar y los deshielos de Sierra Nevada. Por la experiencia y los datos de temporadas anteriores, la previsión de deshielo está en unos 50 Hm3, “aunque lógicamente ese volumen viene poco a poco y se le puede hacer frente”. El director de explotación del embalse adelantó que el desagüe se mantendrá unos días más. Si es posible, en función de las incidencias meteorológicas, “se irá disminuyendo”. Dependerá de todos modos más de esas posibles lluvias que del deshielo en sí.

A continuación, Guinea detalló la estructura y funcionamiento de la presa, que se halla a caballo entre los términos municipales de Cuevas de San Marcos y Rute. Tras una minuciosa explicación, ofreció datos sobre las dos obras que están en marcha. A pesar del buen estado general de conservación del conjunto, se quiere actuar en dos direcciones: por un lado sustituir y reforzar todas las secciones del sistema de galerías. El objetivo es evitar las filtraciones que se producen por el nivel de sulfuro del agua. El presupuesto de esta obra asciende a 1,6 millones de euros. La otra actuación afecta a las pilas de los aliviaderos, reforzándolas con hormigón y un nuevo revestimiento. El presupuesto es de 1,3 millones de euros, si bien la obra está “un tanto retrasada” por el agua caída. En cualquier caso, se prevé que ambas actuaciones estén finalizadas para enero de 2011.

Finalmente, Luis Rey se refirió a otra consecuencia de las lluvias: el llenado de las balsas de alperujo. Como los pantanos, estas balsas también tienen un régimen de evaporación, que no se está dando por la lluvia y la humedad. Por ello, se han producido “algunos casos de colmatación de las balsas”. En este sentido, recordó que la Ley de Aguas es clara a la hora de limitar el vertido a ríos. Considerando extrema la opción de parar la producción, puesto que la campaña de molturación toca a su fin, ve más factible “el traslado de las cargas contaminantes a estaciones depuradoras o el vertido a otras balsas colindantes”.

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