Editorial Septiembre 2022

La licitación del servicio de ambulancias ha sido uno de los asuntos destacados del mes. Más allá de si supone una mejora o no en la atención del servicio o si las ambulancias están en mejor o peor estado, en estos momentos el drama más importante es el número de empleados de la anterior subcontrata que no han sido subrogados, setenta según los datos ofrecidos. En nuestro pueblo una persona ha sido despedida y a otras tres se les ha dado vacaciones forzadas y temen lo peor, verse sometidas a un despido colectivo. Para comprobar si el servicio es mejor o peor quizás haya que esperar a que transcurra un tiempo. En cambio, hay otras cuestiones, como las relativas al estado y características que han de reunir las ambulancias o las que tienen que ver con la subrogación de contratos, que están reflejadas en el pliego de cláusulas administrativas; y estas cuestiones o están acordes al contrato realizado o no lo están. Por eso, el hecho de que los representantes de la delegación de Salud digan que se van a vigilar para que se cumplan los contratos está muy bien, pero es obvio que no les queda otra.
También está bien que los responsables políticos exijan a la Junta que cumplan las condiciones del contrato. Sin embargo, después de varias semanas de preocupación por parte de los afectados ningún responsable político con competencias en la materia ha explicado cómo se va a resolver este asunto. ¿Va a tener consecuencias para la nueva empresa el incumplimiento del contrato? ¿Se va a subrogar al cien por cien de los trabajadores? Los empleados merecen explicaciones. Hasta hace unas semanas la preocupación de los trabajadores era cómo iba a quedar el servicio, los turnos o los cambios que podían producirse en la distribución de la carga de trabajo, si el servicio cambiaba de empresa adjudicataria. Pero seguramente no sospechaban que pudieran perder su trabajo. Manifestaciones como la celebrada ante las puertas del hospital de Cabra muestran su malestar por el desarrollo de los acontecimientos. También profesionales sanitarios y usuarios se están quejando de la merma del servicio de ambulancias. Por ahora, el asunto, lejos de estar zanjado, aventura un otoño caliente. Así que es una noticia de la que continuaremos pendientes.
A nivel político, septiembre ha arrancado con un nuevo paso de cara a la ampliación de La Salina. Tras el punto aprobado en el pleno de este mes, la reparcelación está prácticamente acabada. Los propietarios para afrontar los gastos que conlleva han podido elegir entre tres alternativas: ceder terrenos, pagar en metálico o una fórmula mixta. Ahora estamos pendientes de que las obras se adjudiquen. Esta vez sí, el comienzo de dichas obras parece que se va a producir sin que se presenten nuevos contratiempos. Por otra parte, el Ayuntamiento sigue apostando por el embellecimiento de plazas, parques o jardines. Para octubre se han anunciado el comienzo de las obras de remodelación de la Plaza Nuestra Señora de la Cabeza. Esta reforma supone una vuelta a los orígenes y a la estética que presentaba la plaza hace unas décadas.
El comienzo de curso escolar en Infantil, Secundaria y Bachillerato se ha producido sin ninguna novedad significativa. No obstante, en septiembre también se han retomado con fuerza las actividades de las distintas asociaciones de nuestro pueblo. Tras los años de pandemia vuelve la Semana del Mayor, los actos conmemorativos contra el Alzheimer o el cáncer, promovidos por los colectivos locales. Del mismo modo, en el ámbito cultural vuelve el Ciclo de Teatro de Otoño y los Talleres de Música y Danza. Todo quedó suspendido por la crisis sanitaria.
En este repaso a esas actividades que se recuperan en nuestro pueblo merece especial mención la labor que lleva a cabo la Asociación Ruteña de Ayuda a las Personas con Demencia Senil (Arapades). Este año cumplen el vigésimo aniversario de su fundación. Consideramos que felicitar a toda la familia que conforma Arapades, (directiva y profesionales) por la labor que realizan no es suficiente, pues merecen el agradecimiento de la sociedad ruteña por un trabajo que resulta necesario y que contribuye a la mejora de la calidad de vida de las personas que padecen la enfermedad, pero también de sus familiares y cuidadores. Por tanto, felicidades y enhorabuena a todo el equipo de Arapades, pero fundamentalmente, gracias.

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