Pasadas las elecciones autonómicas del pasado 2 de diciembre, llega el momento de hacer una valoración y reflexionar sobre el nuevo tiempo que se abre para ruteños y andaluces en general. Después de 36 años de gobiernos socialistas en la Junta de Andalucía, los andaluces mayoritariamente han dicho BASTA. Basta de un gobierno anquilosado y anclado en tiempos pasados, basta de enchufismo y amiguismo y de ir “colocando” a amigos y afines hasta crear un entramado clientelar que controlara desde el primer hasta el último eslabón de nuestra sociedad, basta de ser la última región de Europa en nivel de desarrollo pese a tener potencial para ser la primera región y la locomotora de Europa, basta de falta de oportunidades, basta de recortes en educación y en sanidad, basta de anuncios vacíos de contenido pero llenos de marketing y fanfarria, basta de despreciar a los que no piensan como uno, basta de un gobierno sobre el que la sombra de la corrupción lleva años sobrevolando y que llevaba esa negra mancha tan introducida en su ADN que a nadie le extrañan todos y cada uno de los escándalos que van apareciendo y que había conseguido que esa mota negra extraordinaria que debe ser la sombra de la corrupción se convirtiera en lo habitual y en lo normal. Si bien es cierto que ningún partido ha conseguido la confianza mayoritaria de los andaluces, el pueblo es soberano y el mensaje emitido por las urnas es perfectamente claro, y es que los partidos andaluces están obligados a entenderse, y eso es que en cualquier suma aritmética que se pretenda hacer, tienen sí o sí que ponerse de acuerdo tres partidos políticos, lo que redundará en un mayor entendimiento y un mayor consenso a la hora de conseguir acuerdos, y obtener el que a nadie se le olvide, es el objetivo fundamental de los partidos políticos, que no es otro sino conseguir mejorar la vida de las personas y luchar por el interés general antes que por el interés particular. Ahora se abre un nuevo tiempo y lejos de anuncios y mensajes vacíos de contenido, el tiempo dirá, y dentro de cuatro años, los andaluces tendremos de nuevo la oportunidad de decir si el cambio ha sido para mejor, o si es necesario volver a cambiar, y es que ahí radica la grandeza de la democracia, en que da la voz la pueblo para que tome la decisión que más oportuna le parezca.
Por otro lado, llegado este momento, tenemos que hacer una reflexión. Escribiendo las líneas de éste artículo, tenemos conocimiento del brutal asesinato de una joven a manos de un malnacido, que según parece, había salido recientemente de la cárcel tras cumplir una condena por asesinato. Los partidos políticos deben dejar de discutir y ponerse de acuerdo para velar por la seguridad de las personas y de las víctimas. Ésto no va de partidos, no va de ideologías y no va de derechos humanos, va de la vida de las personas. Por eso, desde aquí imploramos cordura para en primer lugar, aplicar correctamente los medios de que disponemos y defender a las víctimas, y en segundo lugar, mantener en nuestro ordenamiento jurídico la prisión permanente revisable para protegernos del mal que aunque es inherente a la condición de algunos seres humanos, tenemos que poder protegernos de él con todas las armas que nos de la ley.