Antonio Aroca afronta el reto de cruzar a nado este verano el Estrecho de Gibraltar

  • El nadador ruteño tiene programado hasta agosto un calendario con diversas pruebas en aguas abiertas

  • Aficionado de siempre al deporte, comenzó a practicar la natación en la Universidad, tras una lesión de rodilla

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Antonio Aroca asegura que para aguas abiertas se toman muchas precauciones como entrenar con boya de seguridad

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La tradición de la natación en Rute es algo fuera de duda. Durante las dos últimas décadas el Club Natación Rute ha brillado con luz propia en los sucesivos campeonatos comarcales y provinciales. Lo insólito en esta disciplina llega de otro paisano, Antonio Aroca Henares. Desde que por cuestiones laborales reside en Almería se ha especializado en la natación en aguas abiertas. Curiosamente, la afición por la natación no le viene de Rute. Aquí sólo iba a la piscina “como mucha gente, en plan recreativo”. Eso sí, siempre le había gustado el deporte. Por ejemplo, antes había estado en el Club Voleibol Rute y había practicado voley-playa o carrera. Fue durante la etapa universitaria en Málaga cuando, a raíz de una lesión de rodilla, empezó a nadar. Primero lo hacía sólo en piscina, hasta que acabó probando en mar, y cuando se quiso “dar cuenta” ya estaba compitiendo tanto en aguas abiertas como en piscina.

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El nadador ha cambiado la planificación de esta temporada para llegar a punto a la travesía del Estrecho de Gibraltar
  • Asegura que el mar y el viento imponen sus propias reglas, de manera que cada travesía “es un mundo”
  • Aunque se habla de 14 kilómetros, en la práctica la distancia del Estrecho se eleva por encima de los 18 por las corrientes

De eso hace siete años. Quienes le rodeaban advirtieron sus capacidades y le animaron a inscribirse en un club y presentarse a pruebas largas. Incluso en piscina compite en 800, 1500  y 3000 metros. En mar abierto ha hecho pruebas de “8, 9, 10 y hasta 20 kilómetros”. Fue en 2012 cuando hizo la primera serie de 10 kilómetros y desde entonces ha ido incrementando la distancia. Tan sólo hubo un parón el año pasado para centrarse en las pruebas de piscina. Para entonces, ya llevaba un tiempo en Almería. Ha sido allí donde se ha perfeccionado en aguas abiertas. A sus 36 años se ha convertido en un especialista, tras pasar por el Club Natación el Club Natación H2O El Ejido y el CDNW Roquetas de Mar, al que pertenece actualmente. Su progresión ha ido en aumento hasta llegar al reto que tiene anotado para este verano: cruzar a nado el Estrecho de Gibraltar. En teoría, siempre se ha hablado de 14 kilómetros, pero en la práctica la distancia “es mayor por las corrientes”. Se iría a unas doce millas náuticas, por encima de los 18 kilómetros.

Haciendo un paralelismo con lo que serían las carreras en asfalto y por montaña, confiesa que nadar en aguas abiertas le atrae. Siente que el mar “rompe la monotonía de la piscina”. Además, el mar y el viento “imponen sus propias reglas”, de manera que “nunca nadas igual”. Cada travesía “es un mundo”. Por el contrario, en piscina la única diferencia es que sea de 25 o 50 metros, hasta el punto de que normalmente se sabe de antemano el crono que se va a marcar, según los entrenamientos. Aroca ilustra su explicación con un dicho concluyente: “Las medallas se ganan en los entrenamientos y en la competición se pasa a recogerlas”. Las diferencias respecto a lo que se ha entrenado pueden estar en “apenas un segundo”. Por contraste, en los 10 kilómetros entre Cartagena y El Portús de hace dos temporadas él había estimado un tiempo entre 2 horas y 40 minutos y 2:50 o 2:55. Sin embargo, las condiciones eran tan adversas que se fue hasta las 4 horas y 11 minutos. En cualquier caso, mientras en la piscina prima la velocidad, en el mar el reto es completar la distancia marcada.

Lógicamente, no esconde que siempre satisface quedar bien, como cuando alcanzó el primer puesto en el Desafío Cullera, también de 10 kilómetros, pero no es el objetivo prioritario. La influencia de las corrientes y del temporal es tan decisiva en una prueba de este tipo que la travesía del Estrecho ni siquiera tiene una fecha concreta. Su celebración está prevista entre el 15 y el 21 de agosto, pero hasta última hora no se sabrá el día exacto. También en función de las corrientes, la previsión oscila entre un tiempo de cuatro y cinco horas. Por tanto, no sólo requiere un fondo físico impecable sino estar mentalmente muy bien preparado. En lo que no cree que haya riesgo es en la seguridad. Para pruebas de este tipo los nadadores van “escoltados” por equipos médicos, kayaks o personal de Protección Civil, entre otros servicios. Ni siquiera le gusta salir a entrenar solo. Lo hacen en grupo “y todos con una boya de seguridad”.

Otro aspecto que resalta es que la temporada de piscina se da la mano con la de mar abierto. Lo subraya porque las características de los entrenamientos son tan diferentes que necesita unos días “de transición”. En general, la de piscina, “salvo que se acuda a los Campeonatos de España”, llega hasta finales de junio, “que es cuando está en su apogeo la natación en aguas abiertas”. Dentro de esos períodos, este año ha cambiado en parte la planificación, con la vista puesta en el reto de cruzar el Estrecho. Por ejemplo, el pasado 10 de abril ya hizo la travesía Santa Faz -San Juan-Alicante, de 9 kilómetros. Con todo, no deja las pruebas de velocidad, “que también vienen bien”.

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