El ruteño Bartolomé Sánchez consigue reflejar en su nuevo libro los problemas cotidianos

Intervención de Vicente Pedraza

Intervención de Vicente Pedraza

20/11/06 13:10
RADIORUTE.COM

El salón de actos del Edificio de Usos Múltiples acogía el pasado sábado 18 la presentación del libro “La hipocondría y otros relatos”, segunda colaboración del ruteño Bartolomé Sánchez con Entrelíneas Editores, tras la buena acogida que tuvo “¿Por qué lo hiciste””. Al igual que en esa primera entrega, ha seguido profundizando en la misma línea y similar técnica, abordando los problemas cotidianos de cualquier persona, si bien para Sánchez el libro está “un poco más elaborado y es más variado que el anterior”. Como ya sucediera en su anterior publicación, “La hipocondría” recoge una serie de relatos cortos, a los que Sánchez ha incorporado algunos textos que en su día ya vieron la luz en el periódico municipal El Canuto de Rute. Y es que, en su opinión, se debe empezar por escribir relatos cortos, antes de abordar proyectos de más envergadura, citando como algunos de sus autores de referencia en este campo a gente como Shiver o Ignacio Aldecoa, “últimamente olvidado, aunque es uno de los mejores cuentistas del siglo XX”.

El acto de presentación estuvo presidido por la concejala de Cultura, Magdalena Baena, que señaló que, ahora que ha abandonado la docencia, este ruteño se encuentra en un período “muy interesante” para escribir, “ya que se dispone de más tiempo y sobre todo más experiencia para ver las cosas con más perspectiva”. Baena destacó el mérito de haber producido dos libros en apenas dos años, subrayando que en esta ocasión nos trae de nuevo un universo de muchos personajes, “con unas problemáticas y un mundo muy parecido al de cualquiera de nosotros, porque ha sabido identificar el alma”. En similares elogios se extendió Carmelo Segura, responsable de Entrelíneas Editores, que recordó que aceptar obras como la presente requiere superar un proceso “muy duro”, dado el volumen de originales que reciben mensualmente, unos trescientos impresos y más de cincuenta por Internet, de los que hay que hacer una rigurosa selección a través del departamento de lectura. En este sentido, Segura adelantó que su editorial va a seguir apostando por autores “de la talla humana y literaria de Bartolomé”. Además, el editor comentó que en las grandes ciudades como Madrid se agradecen mucho los relatos cortos por el ritmo de vida que se lleva, “ya que se pueden leer en el tren o en el metro”.

La presentación también contó con la presencia del ruteño Vicente Pedraza, catedrático de la Universidad de Granada y en la actualidad consejero de Universidades por designación del Senado. Pedraza valoró lo bien escrito que está el libro, “con una prosa ágil, un estilo directo y observaciones muy atinadas sobre la vida, la muerte, el amor y el tiempo”. Para este catedrático de radiología, estos relatos tratan con profundidad los problemas cotidianos y tienen la capacidad de evocar al lector, pero la obra aporta además una perspectiva histórica interesante, “porque Bartolomé ha sabido situarse en algunas de las encrucijadas que han definido la civilización occidental”.

En el tramo final del acto, el autor leyó algunos pasajes de su nueva obra, pero también aportó algunas reflexiones sobre el oficio de escribir. Para Sánchez un libro debe ser ameno y divertido si no se quiere perder al lector. Por eso, su pretensión principal es que la gente abra el libro, lo lea, se sumerja en él y se olvide “por un rato de los problemas y dificultades que esta vida tiene”. Ya sucedió así con su anterior entrega, que no se quedó circunscrita al mundo intelectual, “sino a personas sencillas que buscan un libro que les guste y les distraiga, no que les plantee más problemas”. En su opinión, a veces los escritores olvidan estas cosas que parecen de Perogrullo, “introduciendo en un libro de ficción digresiones filosóficas”. También apuntó como otra diferencia que no siempre se percibe la existente entre los personajes literarios y las personas reales. Como escritor realista que se define, “aunque sin abandonar el relato fantástico”, hay que tomar personajes reales, “pero no para retratarlos tal como son, sino para crear una nueva realidad, que es distinta y que se convierte en ficticia”, aunque a veces, concluyó, sea más auténtica que la propia realidad.

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