El cantante Hugo se suma a los grupos locales como triunfadores de la Feria Real de Rute

Hugo encandiló a los incondicionales que abarrotaron la Caseta Municipal

Hugo encandiló a los incondicionales que abarrotaron la Caseta Municipal

Concluyó la Feria Real de Rute en su edición de 2007, marcada de nuevo por el fuerte contraste que se arrastra desde años atrás entre las casetas públicas y los chiringuitos y atracciones. Con una puntualidad casi programada, apenas pasaba la medianoche los locales privados se iban despoblando con cierta celeridad y el público se iba acercando en masa a la Caseta Municipal y la de la Juventud (los que no se han ido de vacaciones y se han quedado en Rute, sumados a algunos emigrantes que, para compensar el éxodo de agosto, vuelven a su pueblo natal en estas fechas estivales). En cuanto a las actuaciones, el principal reclamo de la feria, hubo para todos los gustos, con respuesta un tanto desigual. El trío Bossanova “representó” de nuevo a Rute en la Caseta Municipal, y, junto a las orquestas Rocking Blues, Banda Imposible y Pirámide, se encargaron de animar las noches a primera hora, porque, después del artista estrella de turno, la gente se marchaba bien a la Caseta de la Juventud o bien a casa a reponer fuerzas para el día siguiente. En dicha caseta, la de la Juventud, los locales OverBalance y Revolución Rock abrieron y cerraron respectivamente estas cuatro noches, confirmando por un lado su excelente progresión y por otro que, más allá de su trayectoria, cuentan con el favor popular. Algo similar ocurrió con Número 6, de Cuevas de San Marcos: la cercanía geográfica y la amistad con algunos jóvenes ruteños les permitió ofrecer otro concierto “cálido” en ambiente.

Muestran buenas maneras los malagueños, y ahora mismo la principal diferencia con las dos bandas locales está en cierto estancamiento a la hora de componer material propio (más de la mitad de su concierto de este año fue un calco del que dieron en 2006). Con todo, reconforta que chicos de apenas veinte años rescaten temas que ya forman parte de nuestra memoria como la “Chica de ayer”, de Nacha Pop. Respecto a OverBalance y Revolución Rock, queda sobradamente probado que en casa tienen el triunfo seguro; coincidiendo con que ambos coquetean en estas fechas con el estudio de grabación, les falta que se curtan en terrenos neutrales, donde sean desconocidos para el público, para que den el salto de calidad y sobre todo de oficio. Más agridulce fue el sabor que se llevó Rocker Roots, la otra banda con presencia de un joven de Rute (el guitarrista Antonio Roldán) en sus filas: los sevillanos ofrecieron un concierto impecable en interpretación y virtuosismo con los instrumentos, pero no calaron entre la gente, que acogió con cierta frialdad una música a la que se le supone tanta frescura como el reggae. Ni siquiera se molestaron en interpretar algún bis. Tampoco nadie insistió en pedírselo.

El entusiasmo en la Caseta Municipal fue creciendo conforme avanzaban las jornadas. El gaditano Pepito El Caja se presentó en Rute con una puesta en escena inusual en un humorista: dos palmeros haciéndole coros y un guitarrista fueron el complemento para convertir cada chiste en una representación teatral. Un día después, el 26, el turno fue para Alazán. El dúo formado por Sara y Encarna Salazar levantó las palmas y el baile continuo de los asistentes. Sobre el escenario, nada nuevo que no conociéramos ya de sus hermanas mayores Azúcar Moreno, pero si lo que se espera de un concierto de estas características es marcha y buen ritmo las madrileñas de origen extremeño no defraudaron. Como guinda en esta caseta quedaba la actuación estelar de Hugo el día 27. Durante una fase de su concierto, hubo amenaza de lluvia e incluso llegaron a caer algunas gotas, pero a la hora de la verdad de lo que hubo lluvia fue de seguidoras de este producto mediático que, por obra y gracia de la televisión y del programa Operación Triunfo, congregó a más público que ninguna de las restantes actuaciones de la feria. Las más incondicionales llevaban hasta su banderita propia de merchandising con la imagen y el nombre del cantante para animar a su ídolo, que puso a prueba la resistencia de muchas a la hora de sufrir lipotimias de admiración. A juzgar por los chillidos fervorosos, quedó claro que una cara bonita agarrada a un micrófono gozan de más consideración que la melodía en sí. En fin, la música, como el amor, a veces también es ciega.

Y así echó el cierre la feria de Rute por este año. En el aire quedaron las mismas dudas de siempre sobre si se celebra en las fechas idóneas, si es necesario trasladar el recinto o si las actuaciones son las más adecuadas para evitar que la gente se marche fuera de vacaciones en desbandada. Pero para solventar todas esas dudas habrá que esperar, al menos y de nuevo, hasta la próxima edición.

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