Vanessa Baena recrea en verso su condición de crucera

    • Ha sido la mantenedora de los XLIII Juegos Florales, que sirven de antesala a los días grandes de las Fiestas de Mayo de la cofradía de la Vera Cruz

Galería   XLIII Juegos Florales

Las Fiestas de Mayo se adelantan en Rute a abril. Ocurre con las de la Virgen de la Cabeza y también con las de la Vera Cruz. Y es que, aunque los días grandes de ésta llegan hacia el primer fin de semana del mes, en el último de abril viven uno de sus momentos destacados. Fue el sábado, 26 en esta ocasión, con motivo de la clausura de los XLIII Juegos Florales. De conducir el acto celebrado en la ermita se encargó el presidente de la cofradía, Antonio Manuel García, que comenzó leyendo un poema de Gabriel Muñoz y un recordatorio para el Papa Francisco.

  • Fue el suyo un pregón familiar y poético, donde hizo alarde de su capacidad para hilvanar versos y expresar sentimientos

A continuación, dio a conocer a los premiados entre los 104 poemas presentados a esta edición. Conforme les nombraba, cada uno subió al atril a leer su texto y recoger el lote correspondiente. En la categoría infantil, el primer premio ha sido para Nuria Pérez; el segundo, para Lucía Roldán; y el tercero, para Julián Galeote. En categoría juvenil o de adultos, el primer premio juego floral lo ha ganado Isabel Ramos; el segundo, Isabel Delgado; y el tercero, Irene González. Asimismo, el premio al poema más popular ha sido para María Morales, y el accésit juvenil para Carolina Durán.

Una vez terminada la lectura, se dio paso al pregón de estos juegos. La mantenedora de este año ha sido Vanessa Baena, que fue presentada por su hermana Pilar. Ésta confesó que era “un día especial” para la familia, y para ella “un orgullo” presentar a su hermana. Asegura que en ella tiene “el mejor espejo”, por ser una persona “tenaz, cariñosa y valiente”, a la vez que llena de “bondad, cariño y amor”.

A nadie se le escapan las cualidades literarias de la mantenedora, pero, como puntualizó la presentadora, “no basta con saber escribir, sino “conectar con la gente, remover corazones y almas”. Pilar Baena resumió ese don de su hermana, describiendo que “lo que su mente piensa lo humaniza su corazón”. Lo ha hecho colaborando con cofradías y revistas cofrades, pero también en textos laicos, o como miembro del extinto coro infantil, bajo las órdenes del maestro Juan González.

Precisamente con el recuerdo al coro y a sus primeras incursiones en los juegos, tras el saludo previo y otra cita del Papa Francisco, comenzó Vanessa. Defendió los Juegos Florales como un “patrimonio de Rute”, hilvanando versos como los que a lo largo de los años la han hecho merecedora de pregonar estos juegos y estas fiestas. De estrofa en estrofa, con el acompañamiento de Alberto Ramos al piano, piropeó a la Virgen de la Sangre, rezó a la Santa Cruz, habló del barrio y la cofradía, de sus señas de identidad, desde la caridad al vínculo con los franciscanos de La Hoz. Y por extensión, al hablar del barrio habló de Rute, de cómo se engalana en esa metamorfosis de la Semana Santa a la luz y la luminosidad de mayo.

Hilando versos recorrió las calles del barrio, con una parada especial en Canalejas, donde al fondo está la sede de Arapades. Allí, aseguró, viven entre nosotros “los ángeles del cielo en la tierra”. Por eso, la cruz que hacen cada año por mayo es “el alma de quien en silencio reza”. Aparte de lírico y poético, fue el suyo un pregón muy familiar, con menciones emotivas como la de su sobrino Fernando, que, pese a su juventud, ya es hermano cofrade de la Vera Cruz.

Dos versos de éste sonarían cuando Vanessa Baena repasó el recorrido procesional de la Santa Cruz, la que llevan las costaleras, y la Virgen de la Sangre, ejemplo de una devoción que se enmarca en la tradición de Rute como pueblo mariano. No en vano, para la mantenedora todo mayo es el mes de María, y así lo ha vivido desde pequeña. A ese recorrido se referían los versos de su sobrino, más concretamente a los balcones que se abren al paso de los dos tronos, como símbolo de fe.

Son parte de las muestras de devoción que se viven en esa noche del primer sábado de mayo, como lo son las petaladas o los cohetes, muestra inequívoca de que estamos ante una procesión de Gloria. Son parte de lo que significa mayo, porque, según concluyó, Rute no se entiende “sin el alma del crucero”. Como colofón, antes de pasar a la cena de hermandad, la mantenedora y su presentadora recibieron como recuerdo sendas placas y sendos ramos de flores de la cofradía.

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