Estimado lector, como ya veníamos diciendo en la anterior edición, pretendo en una serie de artículos breves, hacer unos comentarios en cuanto a divulgación patrimonial. En esta ocasión quiero poner el foco en una cuestión sobre la que se me ha consultado en muchas ocasiones, ¿Deberían señalizarse la mayoría de los yacimientos arqueológicos?
Aunque pueda parecer una pregunta superflua, tiene más contenido del que parece. Por un lado, si nos posicionamos desde una perspectiva turística o aperturista, es posible que tenga interés señalizar un sitio patrimonial con el fin de recibir visitas; no obstante, previamente, hay que preguntarse si este “sitio” está en condiciones para ser visitado y el rédito que puede tener. Por otro lado, desde una más conservadora la respuesta rápida es no, solamente sería necesario que lo conocieran las autoridades locales y en última instancia los posibles propietarios de los terrenos. Ojo estamos hablando de yacimientos y entidades patrimoniales con un índice de investigación e inversión mínimo, por lo que tampoco existirá a priori mucho por “enseñar”. Retomando la cuestión, aunque pueda parecer simple la postura conservadora, está aboga por la protección máxima; que por desgracia implica provocar cierto desconocimiento, pero es la mejor opción visto la rapidez con la que actúan los vándalos y expoliadores.
Mi experiencia me dicta que a la hora de valorizar el patrimonio no podemos explotarlo como si fuera un recurso, que al fin de al cabo se agota, si no, como un bien. A priori puede parecer que me situó en el lado conservador, pero no es del todo así. Según mis consideraciones el patrimonio es un bien que debería ser público, accesible y “disfrutable”; que debemos conservar a toda costa y que los locales deben conocer. Con conocer me refiero a que no se debe ocultar su existencia, más aún cuando pueda tratarse de un caso que influya drásticamente en la cultura local.
A los gestores del patrimonio a menudo nos surgen situaciones a las que es difícil atender usando respuestas estándar, al igual que el patrimonio es variopinto las respuestas de protección deben ser a la medida. En los más de cuarenta años en los que los españoles nos estamos tomando en serio esto de la protección patrimonial, localizamos ejemplos suficientes para considerar que las cosas se pueden hacer bien. En Rute aún queda mucho camino por recorrer, sin embargo, paso a paso vamos logrando objetivos, aunque no veamos la meta. En la protección patrimonial tiene mucho peso la concienciación y es por esto que nuestros pasos deben ser lentos, con el fin de lograr conservar la mayor parte de nuestro patrimonio común.
¡DESTACAMOS!