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La conmemoración del Día Mundial de la Salud Mental incide este año en los trastornos y adicciones que pueden provocar los móviles y las redes sociales
Programa Día Mundial de la Salud Mental 2022
Cada año, de cara al Día Mundial de la Salud Mental, que se conmemora el 10 de octubre, se elige un lema y un ámbito de actuación. Esta vez se ha incidido en los trastornos en la población infantil y juvenil. El lema es un guiño a su vinculación con las redes sociales: “Dale un ‘like” a la salud mental, por el derecho a crecer en bienestar”. De todo esto se ha hablado en Radio Rute, en un especial para concienciar sobre el tema. Para ello, se ha contado con Isabel Ramos, presidenta de la Asociación de Enfermos Mentales de Rute (ARAEM), y Francisca Salido e Isabel Cano, trabajadora social y enfermera, respectivamente, del Área Sur de Salud Mental del Hospital Infanta Margarita de Cabra.
- Existe relación entre el abuso de los móviles y las redes sociales y los trastornos mentales, además de dar pie a un aumento del acoso escolar
Para empezar, Paqui Salido ha resaltado la conveniencia de retomar la calle tras la crisis sanitaria. Asegura que la pandemia afecta a la salud mental, pero no es el único factor. Cano señala que también lo hace el cambio climático. Las olas de calor, las lluvias torrenciales o los periodos prolongados de sequía pueden repercutir más en los jóvenes, propensos a síntomas relacionados con la tristeza, la irritabilidad o la sensación de impotencia. Otro aspecto a tener en cuenta es el laboral. España es el país de la Unión Europea con más desempleo juvenil. Además, ya sea entre quienes tienen formación y conviven con “trabajos basura” o los de menos cualificación, se puede acabar con problemas de autoestima. La situación se agrava en los casos de discapacidad, ya que España tiene la tasa de empleabilidad más baja de la UE.
Todos estos problemas del ámbito laboral son extrapolables al educativo. De ahí la importancia de abordar el acoso escolar o el ciberbullying. Cano lamenta que los centros educativos sean para algunos de menores escenarios continuos de violencia. Con las redes sociales y las nuevas tecnologías se han multiplicado estas conductas que acentúan la sensación de baja autoestima o aislamiento. En ese mismo contexto, se han referido a los abusos sexuales y a la aprobación de la “Ley Rhodes”, en honor al músico y escritor inglés afincado en España James Rhodes, que amplía el periodo en que este tipo de delitos prescribían. Según Salido, sólo se denuncia un porcentaje bajo de los abusos. Sin embargo, todos repercuten luego en las personas adultas.
Frente a ese aislamiento y esa soledad no deseada, hay que promover medidas de socialización entre los jóvenes que contrarresten las nuevas adicciones y los efectos colaterales las redes sociales. Se ha demostrado la vinculación entre su uso excesivo y los trastornos de depresión o estrés. También se debe dar ejemplo en casa y que la gente deje el móvil mientras comen juntos en la mesa.
Asimismo, la enfermera ha recordado la importancia del 024, la línea de atención a la conducta suicida puesta en marcha este año. Durante el primer mes atendió cerca de quince mil llamadas. Cree que al menor síntoma se debe avisar a las personas más cercanas y pedir ayuda profesional. Como recuerda, el pensamiento suicida es la respuesta a un problema latente. De ahí la conveniencia de verbalizarlo. Para prevenirlo y tratarlo, junto a los equipos de salud mental, hay asociaciones y psicólogos volcados con la causa. Pero también ha apelado a la implicación política. Echa en falta planes de ocio alternativos y políticas de empleo que faciliten esa primera oportunidad laboral.
De forma paralela, Cano subraya la necesidad de dar visibilidad a la salud mental desde edad temprana. El manifiesto final que ha leído Isabel Ramos ahonda en esa idea, porque durante la infancia y la juventud se va forjando el carácter que luego se desarrollará en la edad adulta. A la hora de que se traduzca en la salud mental, buena parte de los trastornos aparecen o se dejan ver antes de los catorce años. Por todo ello, hay que transformar los sentimientos de apatía en “emociones de esperanza”.