Un poco de paz

Vivimos un tiempo agitado. Esto es indudable. Dentro y fuera de nuestras fronteras. Un tiempo fabuloso para oportunistas que viven de insertar miedo en nuestra sociedad. Si parase aquí a nombrar los desasosiegos que nos invaden a día de hoy, no tendría hojas en este periódico para enumerarlos. Pero ya saben nuestros lectores que desde esta humilde columna no entramos al trapo de los reproches políticos de un sentimiento u otro. No es nuestro estilo. Por eso queremos dirigir nuestro escrito hacia lo más importante que debemos proteger en nuestras vidas: La paz.
Conflictos en el mundo ha habido, hay y habrá. Y tiranos que los promueven más de los mismo. Pero a lo mejor, por ser más cercanos a nosotros parece que nuestros ojos los últimos días no dejan de posarse en los que ahora vamos a nombrar. Putin y Mohamed VI merecen la mayor de las repulsas. Por oportunistas. Por jugar con los tiempos de la debilidad y la sensibilidad de un mundo, el nuestro, que se ha vuelto tan complejo. Los dos ignoran la paz y la existencia de pueblos como el ucraniano y el saharaui, hechos estos que avergüenzan a propios y extraños. Dos canallas que han originado el juego de ensanchar sus fronteras sin apenas encontrar oposición.
El mundo apenas sale de la agresividad de una pandemia que lo ha humillado y se transforma en un teatro de títeres en el que la paz y la seguridad de las gentes apenas importa. Eso sí, el imperialismo parece que está más patente que nunca. La historia vuelve a repetirse, una y otra vez. Putin y Mohamed VI merecen el desprecio de nuestro mundo contemporáneo. Por oportunistas del miedo. Por jugar con la sensibilidad del ser humano en estos difíciles momentos. Por traidores a sus pueblos limítrofes. Por ese afán nacionalista. Y como ellos cientos. Pero ya hemos dicho que son muchos, algunos tan desconocidos como el amor por la paz que estos títeres deberían sentir. La guerra, siempre tan cruel, es la salida más cobarde a los problemas de la paz. Por eso debemos ser comprensivos los unos con los otros, con los que más cerca tenemos. No nos debe cegar el odio. La paz no se logra con violencia. Se logra mediante la comprensión. Si queremos un mundo con paz, tenemos que ponernos manos a la obra. Es urgente.
¡Feliz primavera!.

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