El triduo de la onomástica anuncia las Fiestas Patronales de la normalidad

  • Rute se engalana para reeditar al completo un programa de cultos y actos en honor a la Virgen del Carmen, que culminarán con la procesión del 15 de agosto

El triduo ha estado oficiado por el sacerdote Antonio Navarro Carmona

Rute ya respira el aire tradicional de sus Fiestas Patronales. A menos de un mes de su día grande, el triduo que se dedica a la Virgen del Carmen por su onomástica marca el pistoletazo de salida de una serie de cultos y actos que se intensifican en estas semanas. Como es habitual en estas fechas, las calles céntricas están engalanadas con colgaduras y motivos alusivos a la Patrona. Ni en los tiempos de pandemia la real archicofradía y el pueblo en general han descuidado esos detalles. Sin embargo, ahora se advierte que los preparativos se encaminan a la puesta de largo de unas Fiestas Carmelitanas que, tres años después, vuelven a ser como las de siempre. A finales de mes espera el Traslado, después la novena y, por fin, la procesión del 15 de agosto.

Cada noche al término del triduo han cantado los Hermanos de la Aurora

Por lo que se refiere al triduo, ha vuelto a celebrarse en el santuario de la Patrona, en la calle Toledo, del 14 al 16 de julio. En esta ocasión, ha estado oficiado por el sacerdote Antonio Navarro Carmona, párroco de la iglesia de San Fernando, de Córdoba. Cada noche, se ha contado con dos acompañamientos musicales. Durante la eucaristía ha cantado el coro teresiano “Almas jóvenes” de Córdoba y a su término los Hermanos de la Aurora. Asimismo, con sus sones llevan anunciando desde primeros de mes por las calles de Rute en las noches de los sábados la inminente llegada de estas fiestas.

El acto reverencial a la Virgen ha sustituido al habitual besamanos

El triduo no ha sido el único acto en torno a la onomástica. En la medianoche del viernes al sábado tuvo lugar la salutación a la Virgen y la presentación de los regalos ofrendados a la Patrona en el último año. A las once y cuarto de la mañana del sábado hubo una misa por las personas enfermas e impedidas, oficiada por el párroco de Santa Catalina y consiliario de la archicofradía, José Gregorio Martínez. A continuación, tras el rezo del Ángelus, comenzó el acto reverencial a la Virgen del Carmen, que ha sustituido al habitual besamanos. Por la mañana, duró hasta las dos y por la tarde se reanudó a las seis para prolongarse, con el paréntesis del triduo, hasta la medianoche.

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