Poco a poco, se va acercando el final de éste mandato, y es tiempo y momento de ir haciendo análisis y de reflexionar. Cuando se escriben éstas líneas faltan escasos cuatro meses para que se lleguen unas nuevas elecciones municipales, una nueva cita con las urnas, y es buen momento para pensar en cuál es el legado que deja éste equipo de gobierno que termina su mandato. Un equipo de gobierno, con un alcalde que lleva no cuatro años, sino casi doce años al frente del Consistorio, y otros tantos años en la oposición, y otros tantos en otras labores en el gobierno. Tiempo, más que suficiente para poder hablar del legado, o de si una persona a la que se presupone y presume de estar “sobradamente preparada”, ha dejado su impronta después de asumir un puesto de tanta responsabilidad, y que además ha ostentado el puesto de máxima responsabilidad en la provincia. Cabe preguntarse entonces, ¿cuánto ha cambiado la vida de los ruteños en todos éstos años? ¿Se han resuelto los problemas del ciudadano? ¿Se han acrecentado? Lo cierto y verdad, es que para responder a todas éstas preguntas, sólo hay que darse un paseo por las calles del municipio, y oír lo que el ciudadano medio dice, pero no solo oír, sino pararse a escuchar y hablar con el ruteño de a pie. Es sorprendente y triste a la vez, cómo cunde de forma generalizada en el municipio, esa sensación de amiguismo y de que no se trabaja para todos los ciudadanos de Rute, sino que solo se trabaja para unos pocos, para los que son de la cuerda. Esa sensación, de que que no se trata a todo el mundo por igual, y de que en ocasiones, se falta el respeto al ciudadano por el simple hecho no tener las mismas ideas, o se presupone un voto distinto al del color propio. Ésto, que podría parecer una barbaridad, tristemente, no sorprende, es un mal endémico de la política actual, y especialmente del socialismo en los últimos años. No hay más que ver cómo actúa y cómo se comportan en ya demasiadas ocasiones los miembros del equipo de gobierno, principalmente cuando se acercan elecciones, que en lugar de comportarse como auténticos demócratas, respetando al contrario, con humildad, defendiendo ideas, proyectos y hechos, intentan desprestigiar al contrario o a presumir no se entiende muy bien de qué, como la última ocasión en que nuestro señor alcalde presumía de una cierta preparación que no se sabe muy bien para qué le ha servido al municipio si sus grandes problemas no sólo no se han resuelto sino que cada año que pasa van a más. Es verdaderamente preocupante, que tengamos un equipo de gobierno con el que parezca que el problema de la seguridad en el municipio no va, y es verdaderamente preocupante, que tengamos un equipo de gobierno con el que parezca que el problema de la despoblación, tampoco va, y es verdaderamente preocupante, que tengamos un equipo de gobierno, que esté completamente desconectado de la realidad y de los problemas de la gente. Gente que sólo pide sentido común, que es lo que parece que últimamente falta en nuestro Ayuntamiento, sentido común para hacer las cosas bien, para escuchar y para dejar a la gente trabajar sin trabas. Es tiempo de pararse a analizar, a reflexionar, y a pensar. Dónde estamos y dónde queremos estar, qué pueblo tenemos y qué pueblo queremos tener, y hacia donde queremos mejorar en los próximos años.
¡DESTACAMOS!