Un taller rescata las canciones tradicionales de las faenas agrícolas

  • Se ha gestado en el seno de la Cooperativa Agrícola San José, de Llanos de Don Juan, con motivo de la conmemoración del Día Mundial de la Mujer Rural

José Puerto reflejó un modo de vida en que se cantaba en el trabajo para intentar paliar la dureza del campo

El 15 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Mujer Rural. Fue declarado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en diciembre de 2007. La primera vez que se celebró fue al año siguiente. De esta forma, se quería reconocer la contribución de las mujeres en el desarrollo del mundo rural, la agricultura, la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza. En Rute, la celebración de la efeméride tiene un punto fuerte en la aldea de Llanos de Don Juan. A ello se suman las actividades promovidas por la asociación Horizonte y el espacio de Radio Rute “En sintonía contigo”.

Junto al ponente hubo miembros del consejo rector y autoridades locales
  • Se intentó recrear la vida en el campo en un tiempo en que no había móviles ni redes sociales ni canales de vídeos, ni siquiera a menudo un aparato de radio

En lo referente a los Llanos, esas propuestas llegan de la mano de la Cooperativa Agrícola San José. Su objetivo es que el papel de las mujeres olivareras sea cada vez mayor en los órganos de gestión. Como ejemplo, en el consejo rector de San José hay dos. Una es Rosario Cabeza, coordinadora de las jornadas o actividades que se promueven para este día. En esta ocasión se ha apostado por una vertiente más lúdica, con un taller temático a cargo de José Puerto Cuenca. Con el llamativo título de “Aceituneras de pío-pío”, se ha querido rescatar y poner en valor los cantos populares que se entonaban durante la cosecha.

Puerto pertenece también al consejo rector de la cooperativa. Además, es un estudioso de la cultura y las tradiciones del medio rural que ha recopilado canciones relacionadas con el campo y la aceituna. Algunas las fotocopió para repartirlas entre las asistentes y cantarlas. Fue una forma de recrear la vida en el campo en un tiempo en que no había móviles, ni redes sociales ni canales de vídeos, ni siquiera a menudo un aparato de radio. “El tajo”, como se llamaba a las faenas agrícolas, era a la vez “un centro de reunión y divertimento”. Se intentaba hacer más llevadero lo “duro” que era todo el trabajo relacionado con la recolección de la aceituna.

Junto al ponente y otros miembros del consejo rector hubo representantes institucionales como el alcalde David Ruiz, la teniente de alcalde, Ana Cobos, o la concejala de Igualdad, Dolores Ortega. En cuanto al centenar largo de participantes, pertenecían a varias generaciones. Así, alternaban las de más edad, que en su día trabajaron con esa dinámica, y otras más jóvenes, que, aun habiendo crecido en un ambiente rural, no han conocido personalmente ese modo de vida. Para todas, la convivencia fue un éxito, que se prolongó durante la merienda posterior en el patio de la cooperativa.

El éxito de la jornada se rubricó con la merienda posterior al taller

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