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Por cuestiones de agenda, esta edición se ha demorado de finales de año al mes de enero
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La prueba se disputó en categorías senior y junior, y en las modalidades de individual, por parejas y familiar
Con algo de retraso respecto a otras ediciones, el último sábado de enero ha traído una nueva entrega del score urbano que organiza el Ayuntamiento de Rute. En su día, comenzó celebrándose el 31 de diciembre. La idea con la que se concibió era despedir el año haciendo deporte. Sin embargo, en esa jornada eran muchos los que tenían ya la mente puesta en las uvas y el cotillón de Nochevieja. De ahí que se reubicara en el último domingo del año en cuestión. Así se ha mantenido hasta esta ocasión, en que, por cuestiones de agenda, se ha retrasado unas semanas, hasta finales de enero. Han cambiado, por tanto, las fechas, pero, según la concejala de Deportes, Mónica Caracuel, no varía la filosofía. Si antes la idea era terminar el año de forma activa, ahora esa mentalidad se traslada a la incorporación a la rutina tras las vacaciones.
- El área municipal de Deportes ha contado con la colaboración de empresas deportivas de la localidad
- Pese al cambio de fechas, los organizadores están satisfechos con la participación
Por lo que se refiere a la participación, no se ha resentido en exceso con estas variaciones. Según dijo Pascual Roldán, colabor junto a Deporsalud en la preparación de las pruebas, entre todas las categorías, rondó “las cuarenta o cuarenta y cinco personas”. En su mayoría eran de Rute, dado el carácter eminentemente local del evento, pero también había algún participante venido de Lucena. Al cambio de fechas había que sumar que coincidía en el mismo fin de semana con otras pruebas de fondo, como el “Alpargata Trail”, en la capital cordobesa. Aunque el score no tenía la misma exigencia, ambas pruebas se celebraban con apenas unas horas de separación.
El score urbano es una parte de los raids de aventura que se desarrolla en la localidad donde tiene el raid en cuestión para promocionarla y darla a conocer. En este caso, sólo queda esa parte deportiva y de prueba de orientación, ya que, al igual que en el raid, se trata de localizar unas balizas a partir de un mapa donde no figura ninguna información escrita. El de Rute estaba dividido en dos categorías, senior y junior, y se podía participar de forma individual, por parejas o en la modalidad familiar. Dependiendo de la edad o de ese carácter familiar, las pruebas eran más o menos complejas. Es decir, las balizas eran más o menos difíciles de alcanzar. Para su preparación se contó con la colaboración de Deporsalud y Subbike Aventura.
El punto de partida y llegada estaba en el Paseo Francisco Salto, pero las pruebas estaban repartidas por todo el casco urbano. Según Manuel Sánchez, de Deporsalud, permitían descubrir rincones de Rute que aún hay gente que no conoce. Entre ellas, había alguna de lo más original como la del pilón de La Molina. Había que llenar bidones de agua recogiéndola del pilón con una botella. El problema es que ésta estaba llena de agujeros, lo que multiplicaba las carreras para llevarla. Pese a ese carácter lúdico, que prima sobre lo deportivo, el score no estaba exento de exigencia. Así, José Antonio Alcalá, vencedor en la modalidad individual, contabilizó en el GPS de su reloj un total de 11 kilómetros de carrera.
