El ruteño Manuel Sánchez queda en el puesto 18 de los cinco mil participantes del Eternal Running de Iznájar

  • Completó una distancia de diez kilómetros con ochenta obstáculos, además de tramos en paredes verticales y a nado por el Pantano, en una hora y quince minutos

  • Esta prueba de ámbito mundial contó con la participación de una quincena de deportistas de Rute

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Las inmediaciones de Valdearenas se llenaron de aspirantes a “invencibles” (Foto: Eternalrunninginvencible.com)

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La playa de Valdearenas, en Iznájar, se llenó literalmente de obstáculos el pasado domingo 13 de noviembre. Estaban colocados como parte esencial de la fase del Eternal Running celebrada en la vecina localidad. La cita iznajeña se ha consolidado como una de las más participativas entre las que componen el calendario de una prueba que abarca todo el año y todo el mundo. De ahí su nombre, una especie de “carrera eterna”. En su decimoprimera edición, empezó allá por enero en Barcelona y culminará en diciembre en Buenos Aires, después de haber pasado por otras ciudades españolas, y por países como Colombia o Australia. Con el calendario de 2016 aún sin terminar, ya se ha hecho público el del año que viene. A lo largo de estos años se acercan a doscientos cincuenta mil los deportistas que se han inscrito en alguna de las fases. Con estos datos introductorios, es más fácil de entender que la participación en Iznájar este año haya rondado la friolera de cinco mil personas.

  • La prueba abarca todo el año y todo el mundo, con varias ciudades españolas y países como Australia, Colombia o Argentina
  • Sánchez había procurado llegar a esta prueba en el mejor pico de forma posible, aunque asegura que también hay que tener un buen día

Entre ellas, hubo una quincena de Rute, con una actuación más que sobresaliente, la de Manuel Sánchez Ronda. “Pilot”, como es conocido por amigos y compañeros de deporte, quedó en el puesto 18 entre esos cinco mil “invencibles”. Así es como la organización denomina a quienes completan los diez kilómetros de cada prueba. Ahí estaban deportistas de primer nivel de ámbito internacional, profesionales o semiprofesionales en muchos casos. No ha podido tener, por tanto, mejor debut, tras varias ediciones acudiendo como espectador y después de que el año pasado se inscribiera y a última hora no pudiera competir por enfermedad. Sánchez completó esa distancia en una hora y quince minutos. Para alcanzar la dimensión de su tiempo, hay que recordar que no son diez kilómetros al uso, de carrera por asfalto ni por montaña. Han de “esquivar” los ochenta obstáculos que se encuentran a lo largo del trayecto.

Manuel Sánchez sorteando una de las zanjas en la playa de Valdearenas (Foto: EstherR2 Photography)
Manuel Sánchez sorteando una de las zanjas en la playa de Valdearenas (Foto: EstherR2 Photography)

En este caso, la mayoría estaban colocados en la playa de Valdearenas, en la segunda parte de la carrera. Antes, nada más salir y aún en la misma playa, los participantes habían de pasar un tramo en las aguas del Pantano, bastante frías ya por estas fechas. A continuación, recorrían parte del casco urbano, debiendo trepar auténticas “paredes verticales”, lo que los obligaba a “gatear”, en palabras del corredor ruteño. Lógicamente, la puesta a punto física no contempla ninguna preparación para los obstáculos. Como matiza, eso no se puede entrenar. Ya es habitual que la organización acondicione zanjas de barro, por las que incluso penetra el agua del Pantano, o instale toboganes, palas excavadoras o alambradas que hay que sortear. Pero cada año se van “maquinando” cambios. Así, uno de los que más expectación (y temor) ha suscitado era una fosa donde había pequeñas descargas eléctricas.

Aunque el objetivo principal de esta carrera es disfrutar de su componente aventurero, Sánchez confiesa que quería hacer un buen papel. Por eso, reconoce que entró “exhausto” en meta, pese a que llevaba tiempo preparándola y había llegado en su mejor pico de forma. Con todo, es consciente de que además han de confluir varios factores, como “tener el día” y sentirse bien desde primera hora. Otra variable que tuvo muy en cuenta fue la de alcanzar los obstáculos antes de que éstos estuvieran muy colapsados. Para ello, redobló los esfuerzos en el primer tramo, el del casco urbano, donde dependía de sí mismo, para ir dejando a otros corredores atrás. En contraste con otros participantes que directamente van a pasarlo bien, y hasta se disfrazan para la ocasión, cree que con ese esfuerzo se disfruta “de otra manera”. Del resto de participantes de Rute, tuvo ocasión de hablar con varios y constató que todos habían logrado esa distinción de “invencibles”. Aún con el buen sabor de boca que le ha dejado la experiencia, ya la tiene anotada en el calendario para el año que viene. Ahora toca descansar e ir planificando la temporada próxima. Entre los retos que se ha marcado, está la maratón de montaña del Torcal de Antequera.

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