Rute rinde homenaje a su paisano José Haro, pionero del turismo rural, dedicándole una plaza con su nombre

La familia de José Haro no quiso perderse el  sentido homenaje tributado a este enamorado de su pueblo

La familia de José Haro no quiso perderse el sentido homenaje tributado a este enamorado de su pueblo

Hace un cuarto de siglo, José Haro quiso devolverle a Rute el cariño que sentía por su pueblo natal. Más atrás aún en el tiempo había sido uno de los muchos paisanos que había emigrado en busca de una vida y un futuro mejor para él y su familia. Su caso no es único. Hasta nuestros días llega la gente que ha echado raíces en otros lares y sin embargo sienten una profunda nostalgia de la tierra que les vio nacer. Tan profunda que, de un modo u otro, tarde o temprano, acaban siempre volviendo. José hizo fortuna en Cataluña, pero el dinero no mitigó el picor interior por haberse marchado, por haber tenido que dejar atrás amistades y recuerdos, todo eso que no se puede meter en una maleta porque tiene más peso específico que cualquier equipaje. Como no podía recuperar el tiempo pasado fuera, quiso resarcirse con un espacio para la posteridad. Quiso dotar a Rute de un lugar donde la gente pudiera hospedarse mientras pasaba unos días conociendo las bondades de su pueblo. Y lo hizo a lo grande. Así nació el hotel María Luisa. Ahora Rute le ha reconocido ese cariño, ese gesto altruista que tuvo en su día. Desde el pasado sábado, 20 de abril, una plaza lleva su nombre; una plaza en una de las zonas de expansión del municipio.

El nombre completo es toda una declaración de lo que su gesto supuso para el pueblo: “Plaza José Haro. Emprendedor turístico”. Él no está ya para disfrutarlo en primera persona, pero su esposa (que da nombre al complejo), sus hijos, sus nietos, se encargan de que su recuerdo sea imperecedero. Y se apresuran a aclarar que la motivación de José no respondía a un espíritu visionario o emprendedor. Cuando el concepto de turismo rural era algo casi desconocido y nadie había reparado aún en las posibilidades de nuestro entorno para tal fin, podría creerse que él fue un adelantado a su tiempo. En realidad, todo eso vendría después. Pero sus familiares insisten en que nunca pensó en la rentabilidad económica a la hora de construir el hotel. Su nieto Yael, nuevo director, asegura que cuando se comentaba el tema en casa, la explicación de su abuelo siempre era que quería hacer el hotel “por cariño” a su pueblo.

Aunque la motivación principal no fuera económica, para el alcalde Antonio Ruiz, José Haro personifica dos rasgos claves de Rute: ser un pueblo de emprendedores y la apuesta por el turismo. Según Ruiz, la suya fue además una apuesta “a lo grande”. Porque hacer un hotel de las características del “María Luisa” era algo insólito hace 25 años. Hasta el punto de que muchos lo veían como una locura. En palabras del regidor, no entendían entonces esa apuesta “innovadora” porque no entendían que José Haro tomara esa decisión simplemente “por la pasión por su pueblo”. Por todo ello, entiende que éste ha sido “un acto de justicia”, un acto para reconocer “con orgullo y honor” ese esfuerzo. Ruiz tiene claro que los pueblos los construyen “sus vecinos y vecinas”. Basándose en esa premisa, concluyó con una cita de Salvador Allende: “La Historia es nuestra y la hacen los pueblos”, para añadir que José Haro “hizo historia aquí en Rute, y por tanto así se lo reconocemos”.

Fue, además, una jornada emotiva. Desde el mismo momento en que se descubrió la placa, a cargo de su viuda, María Luisa Onieva. Lo hizo acompañada de sus hijos y nietos y justo a la vez que la Banda Municipal interpretaba el himno de Rute. A continuación, tomó la palabra su hijo José Manuel. Recordó cómo su padre había vuelto en este día a Rute, igual que lo había hecho cada vez que sus paisanos llegaban a Calella “en busca de una nueva vida y él los ayudaba”; como lo hacía cuando todos venían en el coche familiar en un viaje por aquel entonces “interminable”; como cuando decidió unir en un partido de fútbol la ciudad que lo había acogido y la de origen; y por supuesto, como había vuelto cuando construyó el hotel María Luisa; como volvieron, después, sus cenizas; y como había vuelto su nieto para quedarse. Y si volvía una vez y otra es porque, en el fondo, “nunca se fue”. José Manuel quiso dar las gracias al Ayuntamiento, por el gesto, pero también a sus familiares y amigos, a los hermanos de José, Genaro y Gabriela, a todos los que no habían querido perderse esta jornada tan especial. Y por supuesto, a su madre, “porque con ella trabajó, emprendió y creó una vida”.

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