“Relatos de ida y vuelta” es la primera publicación del maestro Antonio Casas López

  •  Según el autor, se trata de un libro que ha ido gestando a raíz de las conversaciones mantenidas con personas de la tercera edad

Antonio Casas López comenzó a ejercer el magisterio con tan sólo 21 años. Con posterioridad, en 1979, se licenció en Filología Española, y nueve años más tarde lo hizo también en Educación Física. Sus últimos años docentes los ejerció en el IES Nuevo Scala. Ahora, ya jubilado, ha publicado su primer libro, “Relatos de ida y vuelta”. La obra ha sido posible gracias a la editorial ruteña Fuente Clara, y al patrocinio de la Diputación de Córdoba y la colaboración del Ayuntamiento de Rute. La concejala de Cultura, Ana Lazo, destacó la pasión del autor por el mundo de las letras. También resaltó su interés por las historias que conciernen a su pueblo, y su entrega al mundo del magisterio.

  • El autor ha querido recuperar historias que transportan a épocas pasadas y que forman parte de la memoria colectiva

Por su parte, María Dolores Peláez, en representación del Ayuntamiento de Rute, recordó su encuentro con Antonio Casas hace un año durante el acto de nombramiento de la Premio Nacional de poesía Ángeles Mora como Hija Predilecta de la Villa. Fue entonces cuando Casas le habló de sus escritos y de toda la documentación acumulada pendiente de publicar. Según Peláez, estamos ante un ruteño amante de la literatura, el deporte, el medioambiente y la fotografía.

Ante todo, es un hombre polifacético, dijo Manuel García Iturriaga, en representación de la editorial Fuente Clara, encargado de presentar al autor. García también se refirió a Casas como un hombre apasionado por el mundo de la cinegética y la pesca. Además, este ruteño aprendió de su padre el noble oficio de “convertir una lámina de cobre en una obra de arte, en un búcaro, un brasero, una caldera”. En definitiva, según García, estamos ante un hombre “trabajador y profundamente inquieto”. Respecto a su obra, el editor asegura que está compuesta por unos relatos “entrañables y exquisitos”. En ellos, el autor refleja buena parte de la geografía de Rute, de sus rincones y plazas. Según García Iturriaga, la primera parte, más que un relato, es una novela corta.

Finalmente, Antonio Casas, ante un salón repleto de gente, y con el calor de su familia, alumnos y amigos, fue el encargado de cerrar el acto. El escritor manifestó sentirse “reconfortado” por estar rodeado de gente cercana y de personas con las que compartió de niño juegos e ilusiones. Asimismo, expresó su satisfacción por la presencia de sus alumnos, como  parte de su vida, y el hecho de que su mujer y sus hijos hayan sabido comprender que la literatura también formará parte de su vida. Comenzó hablando de su libro, con un prólogo que hace referencia a una historia familiar y cuya autoría no ha correspondido a ningún amigo o persona destacada de las letras, dejando que sea así el mismo lector quien se haga un juicio del libro.

Casas explicó su predilección por el relato corto a la hora de escribir. Le atrae la precisión, claridad y brevedad que ofrece este género literario. Según dijo, frente a la novela, que es un género minucioso y extenso, en el relato el autor se ve obligado a eliminar. De ahí la dificultad, pues, según Casas, se corre el riesgo de no elegir bien. Sus relatos, comentó, cumplen con la finalidad de recuperar historias y situaciones que nos transportan a épocas pasadas y que forman parte de nuestra memoria colectiva. De hecho, asegura que cuenta con doscientas cincuenta historias, correctamente clasificadas, pendientes de ser publicadas.

“Relatos de ida y vuelta” es un conjunto de algunas de estas historias. Representa una oportunidad, según Casas, para que el melancólico, el risueño, el simple, el discreto, el grave y el prudente encuentren en su lectura algún motivo de satisfacción. Respecto al título elegido, está inspirado en algunas de sus lecturas, en las que se pone de manifiesto que los errores en la vida están condenados a repetirse. Los relatos, dijo, siempre parecen  nuevos y repetidos a lo largo del tiempo. En definitiva, lo que ha pretendido Casas es contar historias “sin pretender estirar la goma”, obviando lo accesorio.

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