-
La emisora municipal ofrece, como cada año, un apartado en su programación estival para personas de Rute que por distintos motivos tuvieron que marcharse fuera
-
Es la sección más entrañable del magazine “Las mañanas del verano”, que apuesta además por el turismo de cercanía y por recomendaciones de los bares locales
Como cada año, llegado el mes de agosto, Radio Rute ofrece una programación especial, coincidiendo con las semanas centrales del período estival. El formato se renueva de una temporada a otra, pero con unos ingredientes básicos y comunes que se repiten. Entre ellos, la principal apuesta es la de dar cabida a gente del municipio que en su día tuvo que marcharse lejos. La distancia no ha borrado sus raíces ni sus recuerdos. Por eso, en cuanto pueden vuelven. Ocurre en fechas señaladas, como Navidad, las Fiestas de Mayo o las Fiestas Patronales de agosto. Y la emisora municipal aprovecha su estancia entre nosotros para conocer qué es lo que más añoran de su Rute o lo que más les sorprende al volver. “El verano de los ruteños” es, pues, la sección central y desde luego la más entrañable del magazine “Las mañanas del verano”. Durante la primera quincena del mes diez personas comparten su testimonio dentro de un programa en el que además se apuesta por el turismo de cercanía. Diez son también los destinos de la comarca de la Subbética que se pueden visitar a corto plazo y otros tantos los bares del municipio cuyos gerentes recomiendan sus especialidades gastronómicas.
El primer testimonio que ha recogido este apartado de “Las mañanas del verano” ha sido de alguien no nacido en Rute, pero vinculado por su familia y residente en nuestro pueblo desde hace unos años. Yael Haro nació en Calella (Barcelona), en 1988, pero sus abuelos son dos ruteños José Haro y María Luisa Onieva. José Haro fue un pionero del turismo en nuestro pueblo. Cuando el turismo rural parecía una utopía por estos lares, apostó por construir un hotel, que llevaría el nombre su esposa. Yael ha recogido el testigo de la familia y es el actual gerente del hotel. Pero además, es aficionado al deporte, sobre todo al fútbol. De hecho, tras formarse en el Nastic de Tarragona, llegó a jugar en la Primera División de Irlanda. Sin embargo, el trabajo le obligó a dejar el deporte profesional, pero no ha dejado de practicar el fútbol a nivel amateur.
Precisamente en Irlanda, pero del Norte, está ahora María José Repullo. Tiene 27 años y es diplomada en Educación Primaria por la Universidad de Granada. Pese a su titulación universitaria, como muchos jóvenes de su generación, optó por marcharse fuera de nuestro país en busca de un trabajo que aquí no encontraba. El destino la ha llevado a Irlanda del Norte, a la ciudad de Derry, en el condado del mismo nombre. Allí alterna el trabajo en un bar con las clases particulares de español en su propia casa. A la vuelta del verano, comenzará a trabajar en un instituto, como asistente de español. Aparte de su trayectoria laboral y profesional, su mayor afición es viajar. También es una lectora consumada. Además, le gusta el cine y el carnaval. Su afición a viajar le llevó por primera vez a la llamada “Isla Verde”. Después, volvió pero para trabajar. Y confiesa que las sensaciones son muy distintas.
Por su parte, José Antonio Reyes ha seguido el camino inverso. Mientras muchas personas acaban su formación, y comienzan a trabajar fuera para poco a poco buscar un destino más cercano o acabar asentándose en Rute, él empezó en nuestro pueblo, en Samafrava, donde estuvo un año. Después, acometería junto a otros socios la creación de Proyco. Se mantuvo en esta empresa durante 17 años, de 1986 a 2012. Entre 2000 y 2007 formó parte del Grupo Prasa, lo que le llevó a Portugal. No sería su única experiencia en el extranjero. Durante los años 2013 y 2014 estuvo en Brasil y al año siguiente, siete meses en Angola. Actualmente, desarrolla su trayectoria profesional más cerquita, en Espiel, con la empresa Sierra Gres.
Otra joven que ha desarrollado su trayectoria en el extranjero es Amparo Villén, de 32 años. Estudió Ingeniería de Telecomunicaciones en Madrid. En Londres trabajó en el sector de la aviación. Después, de vuelta a España ha estado en empresas relacionadas con las energías renovables, como la eólica fotovoltáica. Eso sí, en lugar de estancarse ha apostado por ampliar su formación y el último año lo ha pasado en Singapur, donde ha desarrollado un máster en administración de negocios. Ahora tiene la vista puesta en los llamados países emergentes, sobre todo en Asia o Latinoamérica. Sin embargo, no esconde que cuando está fuera echa de menos Rute. Por eso, procura venir al menos un par de veces al año.
Más cerca se ha quedado Paco Olea. Nació en Córdoba en 1970, aunque desde los cuatro y hasta los treinta años vivió en Rute. Aquí tiene su familia y aquí vuelve siempre que puede. Afortunadamente, la cercanía y el trabajo se lo permiten con cierta frecuencia. Es abogado y técnico superior en prevención de riesgos laborales. Pero ante todo, Paco Olea es un apasionado del fútbol, y ha tenido, como él mismo reconoce, la suerte de poder desarrollar buena parte de su trayectoria profesional a partir de su afición favorita. Tiene el título de entrenador nacional de nivel 3. Ha sido miembro de la Secretaría Técnica del Córdoba Club de Fútbol y coordinador de su Área de Perfeccionamiento del Fútbol. En la capital ha entrenado al Séneca y a varias secciones del Córdoba. Por sus manos han pasado ruteños como Manu Rodríguez, Quisco Rovira o Jesús Unquiles. Y jugadores que han terminado despuntando en Primera División, como Alfonso Pedraza, Álvaro Medrán o Juan Rafael Fuentes.