Pescadores de Rute y la comarca intentan que Medioambiente levante la prohibición de pesca en el Pantano de Iznájar

Los pescadores pretenden trasladar sus inquietudes al  delegado de Medioambiente

Los pescadores pretenden trasladar sus inquietudes al delegado de Medioambiente

Entre otras medidas que han creado igualmente malestar entre los usuarios del Pantano, está el hecho de que sólo pueden pescar los federados. No sucede igual, en cambio, con quienes tienen su licencia, pero no pertenecen a la Federación Andaluza. Para Ángel Pérez, presidente de la Sociedad de Pesca de la Subbética, esto constituye “una discriminación en toda regla”. Es el caso de José Manuel García. Como el resto de compañeros, completó su curso para obtener la licencia y además debe tener un seguro de responsabilidad civil. Sin embargo, la normativa lo excluye totalmente. García insiste en que “todos” los pescadores son “tan ecologistas como el que más”. Asegura que se preocupan de recoger cualquier resto de basura que puedan dejar y se preocupan verdaderamente por el medioambiente. Antonio Amador, presidente de la Sociedad Genilense suscribe sus palabras y considera “absurda” esta distinción.

Para compartir estas inquietudes y hacer una reivindicación común, representantes de estas sociedades de la comarca se reunían en la tarde del 14 de noviembre en Rute, en el restaurante El Vado. Presienten que esta prohibición encubre en parte “una privatización de la pesca” y las actividades deportivas en el embalse. Por ello, tienen previsto trasladar un escrito a Medioambiente para que anule la normativa. Tampoco descartan más movilizaciones. Pero primero quieren comunicarle su postura al delegado provincial de Medioambiente y que éste la traslade al presidente de la Federación Andaluza.

Las larvas de mejillón cebra aparecieron en el pantano de Bermejales, pero no tienen constancia escrita de que haya sucedido igual en Iznájar. Para Ángel Pérez, no tiene sentido que la prohibición se haga sólo en Iznájar o el entorno del Genil y no en el resto del Guadalquivir. En efecto, por ahora no existe ningún problema en zonas como el Lago Azul, la práctica de piragüismo en el Guadalquivir “o incluso Doñana”. El presidente de la Subbética piensa que esta medida “drástica” puede ser más dañina que permitir la pesca con normalidad, y da por hecho que no va a solucionar el verdadero problema de la expansión del mejillón cebra. Según Pérez, los pescadores, “tanto de orilla como de embarcaciones”, constituyen un riesgo “mínimo”.

Son conscientes de los problemas que puede acarrear el mejillón cebra, “que atranca tuberías”, pero temen que con la prohibición haya quien, por su cuenta, decida introducirlo como solución radical. Desde luego tienen claro que el hecho de que no se pueda pescar ni navegar “no garantiza” que no aparezca el mejillón. Pérez sospecha que es más fácil culparlos a ellos y cree que Medioambiente “se columpia, porque sabe que las aves son las que transmiten el mejillón cebra”. En su opinión, ecologistas y consejería “se están lavando las manos” al señalar a los pescadores y las embarcaciones.

Por otra parte, José Manuel García espera que los ayuntamientos de los pueblos implicados les apoyen. Al fin y al cabo, la prohibición “repercute también en ellos”, en temas como el turismo o el hecho de que estos pescadores de toda la cuenca tienen que repostar en las gasolineras de la zona o simplemente comen en los bares y restaurantes del entorno. Además, la medida alcanzaría indirectamente a establecimientos “como tiendas de pesca o talleres de náutica”.

Haciendo un cálculo de las sociedades existentes en los pueblos que hay entre Los Bermejales y Palma del Río, estiman que se puede hablar de “miles” de pescadores afectados. A ellos habría que sumar los aficionados a la navegación, el kayak o la piragua. Según Jorge Liébana, presidente de Asupi (Asociación de Usuarios del Pantano de Iznájar), en su caso la prohibición es “total” e implica a “familias enteras que pueden venir un fin de semana a pasar el día en el campo”.

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