Más de un centenar de corredores participan en el I Open GR7 Aventura de ciclismo DH en la Sierra de Rute

Justo antes de la meta, en la zona conocida como  “la Meseta”, junto a los depósitos del agua, los corredores como el ruteño  Antonio Roldán (abajo), primero en infantil, debían sortear dos espectaculares  saltos

Justo antes de la meta, en la zona conocida como “la Meseta”, junto a los depósitos del agua, los corredores como el ruteño Antonio Roldán (abajo), primero en infantil, debían sortear dos espectaculares saltos

La Sierra de Rute ha vuelto a acoger un evento clásico del deporte, no sólo local sino autonómico, a juzgar por la procedencia de los participantes. Durante dos días los aficionados al ciclismo de descenso han podido disfrutar las posibilidades que ofrece nuestro entorno para un circuito al alcance de muy pocos lugares. De esas dos jornadas, la del sábado 16 de noviembre, en turnos de mañana y tarde, se reservó para los entrenamientos. La carrera en sí, con dos mangas, tuvo lugar en la mañana del domingo 17. Pese al nombre, I Open GR7-Aventura, la prueba remitía a una cita histórica en Rute, el Trofeo del Pavo. En su día surgió y durante dos décadas se mantuvo por iniciativa del Club Ciclista Ruteño. Tras un tiempo de paró por diversas circunstancias, fundamentalmente económicas, GR7-Aventura retomó el año pasado este proyecto tan emblemático. La idea de haber colocado el ordinal primero, después de que en 2012 hubiera una propuesta similar, ha obedecido a que esta vez se ha apostado por una nueva vertiente, que incluía dos carreras. Por un lado, la de descenso urbano nocturno, que tuvo lugar en agosto en Iznájar, y por otro, ésta en la Sierra de Rute. De hecho, la clasificación final se ha hecho teniendo en cuenta los tiempos obtenidos por los participantes en las dos pruebas.

La principal muestra del arraigo de esta cita es la alta participación. La cifra de corredores ha rozado el centenar. En realidad, se ha superado si se suman los que hicieron la carrera “4x” en la mañana del sábado. Era la novedad de esta edición, una carrera corta, que se disputa en eliminatorias de cuatro velocistas campo a través. Aunque las inscripciones han sido muy inferiores en comparación con la “prueba reina”, al menos ha servido para darla a conocer. Con todo, si se mantiene en futuras ediciones la idea es que no se solape con los entrenamientos DH. Según apuntaba Sandra Trujillo, gerente de GR7, hubo quien se quedó con ganas de correr en la “4x” al estar pendiente de los entrenamientos. A la cifra global de participantes, hay que sumar la notable presencia de público en los distintos tramos del circuito.

El trazado era otra de las novedades respecto a la referencia del Trofeo del Pavo. Por primera vez no concluía en el Paseo del Fresno. Francisco Caballero, colaborador con GR7 en su diseño, había apuntado que en su día se habilitó ahí la meta como reclamo, por ser el lugar donde están algunos de los museos gastronómicos. Sin embargo, y afortunadamente, el volumen de visitas a la zona es tal que “se estorban” los autobuses y los ciclistas. Por ello, entre las modificaciones del circuito, la meta se trasladó a la misma falda de la sierra, a la zona conocida como “la Meseta”, junto a los depósitos del agua. Los otros cambios han incidido en un trazado más largo, acorde con lo que es habitual fuera de Andalucía. Para su elaboración, han “arrimado el hombro” hasta los jóvenes que habitualmente practican ciclismo DH en Rute.

Los dos mejor clasificados en la prueba, Daniel Caballero (primero en cadete) y Antonio Roldán (primero en infantil y en la general de su categoría si se suma el triunfo en Iznájar) aseguraban que todo el esfuerzo de los últimos meses había merecido la pena. Dan por bueno las horas invertidas supervisando el trazado para escoger las mejores alternativas una vez que todos los participantes destacaron su alto nivel de dificultad y su espectacularidad. Ni siquiera lamentaron que en la segunda manga se volviera impracticable, repleto de polvo por la ausencia de lluvias y las continuas pasadas de los corredores. El mejor ejemplo de lo que gusta el circuito lo representa el ganador absoluto, el motrileño Luis Zarco. Competía como junior, pero acabó haciendo el mejor tiempo de todas las categorías. Es la tercera vez que viene a Rute y asegura que siempre que pueda lo hará porque le encanta el trazado.

Por lo demás, la principal incidencia de la jornada estuvo en una caída en la primera manga. Supuso “un gran susto”, en palabras de Sandra Trujillo, ya que durante un rato estuvo inconsciente. A pesar de que en un momento pareció más grave, una vez trasladado a Infanta Margarita, a última hora de la mañana se supo que la cosa no había pasado a mayores, aparte de los habituales arañazos y contusiones. Eso sí, la caída retrasó un buen rato el desarrollo del resto de la prueba, aunque en modo alguno impidió que todos acabaran la jornada degustando una paella.

A nivel político, el concejal Manuel Sánchez destacó el ambiente que se había vivido en Rute una vez más, y en unas fechas tan señaladas, gracias al deporte. Para Sánchez, es fundamental que esta prueba siga adelante, se llame Trofeo del Pavo u Open GR7 Aventura. Por ello, dentro de las limitaciones económicas, el Ayuntamiento ha sumado una pequeña aportación económica junto a la del resto de patrocinadores. También el personal municipal de Servicios ha colaborado en la preparación de los diversos saltos que los corredores debían sortear en el descenso.

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