Un monumento que se sigue usando mal

En anteriores ediciones habíamos tratado la cuestión del mal uso, ilógico e irresponsable, que se le estaba dando al Hospital. Todo esto con la esperanza de que cesara su uso como mero almacén de aparejo de obra, ya que, cierto tipo de acciones pueden provocar daños severos en su ya deteriorada estructura. Debido a que esta práctica aún se mantiene, pretendo hacer más hincapié en el tema, para ilustrar sobre las magnitudes del edificio y porqué debemos protegerlo a toda costa.
Hablamos de su benefactor Don Alfonso de Castro Gómez y Hurtado (mediados del S. XVIII-primera década del S. XIX), hidalgo y administrador de la Abadía de Rute. Fue teniente de caballería del Real Ejército, esta circunstancia lo llevaría al continente americano sirviendo en la Capitanía General de Guatemala; será aquí donde conseguirá hacer fortuna. Estuvo casado con Doña María Manuela Ibáñez de Castro, de esta unión no hubo hijos, por lo que legó la mayoría de sus pertenencias para poder desarrollar una obra benéfica para sus vecinos; asimismo, liberó a todos los esclavos/vasallos que tenía a su mando en su residencia. La figura del evergeta Don Alfonso de Castro es interesantísima, digna de admirar y reconocer, ya no solo por su dilatado curriculum, sino por la obra en pro de sus vecinos.
Ahora reflexionemos,sabiendo las condiciones de penuria que se vivieron en el S. XIX, plagado de guerras, epidemias y conflictos sociales. Imagínense que bendición hubo de ser para los vecinos de nuestra localidad, que un benefactor con todo su legado edificará una casa de salud para la villa. El bien y desarrollo que provocó en el asentamiento seguro que fue destacado. En aquellos tiempos aún manteníamos serios problemas de comunicación y las vías que existían eran difíciles e inseguras, por lo que se empleaba mucho tiempo en el transporte, algo vital a la hora de atender a un enfermo. En Rute esta reconocida la labor del médico titular de la villa D. Francisco Salto, por salvar a muchos de los vecinos durante una epidemia, este posiblemente desarrollase su labor en este insigne edificio; circunstancia que nos permite consolidar la necesidad de mantenerlo.
Este edificio surgió de la bondad de su benefactor, en él vieron la luz y se salvaronmuchas vidas. Ya no solo de ruteños, sino también de vecinos de comarca. Nosotros pagamos todo este bien con olvido y abandono; además del uso inocuo como almacén. El Hospital es historia de nuestro pueblo y llegará el día en el que desaparezca ante nosotros.

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