Las actividades programadas en Rute para la celebración del día del libro concluyeron con unas dosis altas de cultura y un punto sentimental o de nostalgia. El viernes, 24 de abril, se presentaba en la localidad el poemario “Los arqueros ciegos”. Desde que se diera a conocer a primeros de mes en Fernán Núñez, las críticas y los elogios recibidos han puesto de relieve la calidad del libro. Pero su presentación en Rute añadía el toque especial que conlleva la vuelta de su autor, Miguel Ángel Toledano. Siempre resulta entrañable para sus antiguos discípulos el regreso de quien fuera su profesor de Literatura en el antiguo Scala Coeli a mediados de los 80. Por todo ello, varios de los antiguos alumnos del escritor y docente del instituto ruteño se dieron cita en este acto. Entre ellos, el alcalde Antonio Ruiz tituló así su texto de homenaje: Carta a un viejo profesor. Otra antigua discípula de Toledano, Carmen María Arcos, se encargó de la lectura de poemas seleccionados. Siempre ha defendido que al poeta, al escritor, no le ha de acompañar necesariamente una gran voz. Unido a su idea de que la poesía debe escribirse y leerse “en íntimo silencio”, le hace delegar la lectura de sus propios poemas en público para dar paso a gente de su confianza.
“Los arqueros ciegos” editado por firma gaditana JM Ediciones, pero impreso en Rute, es “una alegoría sobre la ceguera de la sociedad actual, dominada por ciegos de alma”. Concebido como una metáfora de nuestro tiempo, los arqueros son seres “nobles”, y sus armas son los propios poemas. “Los arqueros ciegos” nace desde el pesimismo para buscar las ganas de vivir a través de la palabra. Es una protesta hecha desde la belleza. Su lectura es a la vez inquietante y estimulante. A través de la palabra, Miguel Ángel Toledano llama a rebelarnos contra la realidad que nos rodea. En su caso, como poeta, entiende que no escribir sería “no querer ver”.
El mismo autor se reiteró en la idea de que este libro nace para “celebrar la vida”. Es, en este sentido, el contrapunto a su anterior poemario, “Donde secretamente moras”. Asegura que la vida “nos exige una dignidad”. Por eso, conviene estar “lo bastante atentos” a los tiempos que corren. Si no, advierte, “toda realidad que se ignora prepara su venganza”. No canta los versos de Celaya, “la poesía es un arma cargada de futuro”. No cree que pueda cambiar el mundo, “pero tal vez pueda cambiar a las personas que llevan años cambiando el mundo”.
