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En la cuarta obra que publica, este autor ruteño se distancia del mundo de los números y se adentra en esta rama de la filosofía, basándose en textos bíblicos
El joven Miguel Ángel Molina continúa sacando a la luz su genio creativo. Diseñador gráfico y realizador en la televisión local, Tele Rute, Molina es ante todo un creador inquieto y polifacético. En su trayectoria artística, ha rodado varios cortometrajes, de cuyo guion se ha encargado él mismo. Es, además, autor de cuatro libros. En los tres primeros dio muestras de su atracción por el mundo de los números. Ahora, acaba de publicar “El triángulo de Dios”. En él, cambia de registro para adentrarse en el ámbito de la metafísica.
- Pese al sustrato religioso, cree que es más una obra filosófica, en la que quiere ofrecer una guía para que interactúen mente, alma y cuerpo
Según él mismo aclara, la “peculiaridad” de su nueva obra es que se basa “en textos bíblicos”. Para su elaboración, ha pasado años leyendo no sólo las “Sagradas Escrituras”. También se ha imbuido de textos budistas, musulmanes o del legendario personaje helenístico Hermes Trismegisto. Con esa base, ha “extrapolado” el triángulo bíblico de “Padre, Hijo y Espíritu Santo” a lo que sería “mente, alma y cuerpo”.
Esa lectura previa y la toma de notas le han llevado más tiempo que la escritura en sí, que ha durado unos tres meses. Él lo resume afirmando que el libro sale a la luz ahora, pero se gestó “hace dos mil años, con Jesús de Nazaret”, o incluso antes, porque hay influencias del Antiguo Testamento. A pesar del sustrato religioso, lo considera más una obra “filosófica”. No en vano, la metafísica es una rama de la filosofía que, como su nombre indica, ahondaría “más allá de lo físico”. Lo ha concebido como “una guía para este mundo, para desarrollar objetivos”. Para ello, los tres vértices de ese triángulo deben interactuar. Con esa premisa, cree que puede resultar útil para cualquiera.
Otra particularidad del libro, que se puede adquirir en las librerías y papelerías de Rute y en internet, es su presentación, recreando un códice medieval. Está escrito con tinta de pluma e ilustraciones en acuarela. Hasta la portada se ha confeccionado “en papiro y oro”, al más puro estilo amanuense. La edición de imprenta que se vende es una versión facsímil, “clónica” de la original. Es, pues, un libro “de autor”, muy personal. Quiere con ello generar en el lector la sensación de que no está leyendo “algo del ordenador”, sino hecho a mano, incluso con posibles errores en la escritura “tachados”.