Estimado lector, con la llegada del estío, Rute reafirma su compromiso con la cultura y, como cada año, a pesar de las altas temperaturas, mantiene una programación amplia y profundamente arraigada en nuestras tradiciones. Este mes de junio hemos sido testigos de una intensa agenda artística, protagonizada por distintas escuelas, agrupaciones y asociaciones, que nos han ofrecido, a través de su arte, un programa digno del mejor de los teatros. Sobre el escenario no solo se exhiben resultados técnicos y estéticos, sino también valores como la disciplina, la constancia y el trabajo en equipo.
En primer lugar, el XXIV Festival de Baile de Sebastián Leal, celebrado el 14 de junio, destacó no solo por ser la confirmación de las bodas de plata de la escuela, sino por la variedad de disciplinas exhibidas: desde flamenco y sevillanas, hasta bachata, cumbia, chachachá, salón, zumba o fitness. Una semana después, la cita con La Faraona marcó un nuevo paso en la formación flamenca de Rute. Ainhoa Gutiérrez, que acoge a un centenar de alumnos entre Rute y municipios cercanos, presentó el IV Festival “La Faraona” el 21 de junio, con diez coreografías centradas en los palos del flamenco, complementadas con baile moderno y fit-dance. Cerrando el ciclo, el escenario acogió la noche del 28 de junio el Festival de Ballet Clásico, impulsado por la Escuela Municipal de Música y Danza. Bajo la dirección de Marina Moreno, antigua alumna convertida en profesora, se enlazaron diecinueve coreografías que integraron ballet clásico y contemporáneo, y contaron con la participación activa de antiguas alumnas, ahora universitarias, demostrando el hilo conductor que sustenta la formación cultural en Rute.
Detrás de estos certámenes subyace una constante pedagógica: la combinación de rigor técnico con una metodología inclusiva que incorpora valores sociales. Los festivales no son meros espectáculos, sino el final de un proceso de aprendizaje que refleja la madurez artística del alumnado y su conexión con el patrimonio cultural local y regional. Estas iniciativas ofrecen a los niños y jóvenes un espacio de descubrimiento, superación y reconocimiento, poniendo en valor los beneficios de la danza. Definitivamente Rute se ha convertido durante este mes de junio en un auténtico epicentro de la danza y el baile. Creo que, más allá del trabajo realizado por profesorado y alumnado que ha sido formidable, debemos sentirnos orgullosos de ser un municipio vivo y con inquietudes. En definitiva, este tipo de certámenes no solo muestran arte sobre un escenario: revelan el compromiso de una comunidad con su cultura, además de facilitar el acceso a las nuevas generaciones.
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