Merecidas vacaciones y otras fábulas

Como ocurre desde hace ya bastante tiempo, llega al verano y más concretamente el mes de agosto, el ansiado mes de la vacaciones, el mes que nos permite volver a ser personas libres al menos por un par de semanas, siendo afortunados aquellos que sobrepasan este tiempo y desdichados los que ni lo alcanzan. Vacaciones que nuestro sistema considera necesarias, justas y coherentes. Después de un año de intenso trabajo, recibimos nuestra necesaria, justa y coherente recompensa de dos semanas de vacaciones.

Mis escasos lectores saben perfectamente que baso la mayoría de los artículos en reflexiones que yo mismo propongo esperando la respuesta de algún dios o bien buscándola en el fondo de diversas botellas e iría más allá si tuviera la certeza de encontrar la codiciada “verdad”, aquella infinita y omnipotente que aparece cada vez con más frecuencia como algo impotente y banal.

Porque lo importante en esta vida no es perseguir tus metas, luchar por lo que de verdad te hace feliz, vivir la vida a fondo consciente de su fragilidad, eso no es así. Lo importante en nuestra delgada vida es sacrificarse, por aquello que sea rentable, que te permita aparentar superior al ajeno, que te haga parecer más poderoso. Lo importante en esta corta vida es marcar la diferencia social, el estatus. Trabajar para tener, para comprar, para disfrutar en esas dos semana de vacaciones en las que, en un arrebato de “locura” incluso se podrá visitar alguna isla exótica, pero sin olvidar el jamón y el choricito, no sea que la comida de allí…

La vida no está concebida para llenarla de arte, apaguemos la música del mundo y que suenen los estallidos de la construcción, del progreso; pintemos de gris industrial los colores del cielo y el mar; destruyamos las formas naturales y rehagámoslas con photoshop.

Lo importante es el trabajo, aunque nos esclavice y cancele nuestra capacidad de decisión, nuestra libertad de movimiento, el trabajo es el que nos da la seguridad. Es más, el problema es no tenerlo, y no estoy ironizando. Bueno, quizás un poco. Lo importante es cotizar para la jubilación. Hay que pensar en nuestras necesidades básicas, todo el mundo las conoce: casa, coche y vacaciones.

Olvidémonos de cultivar nuestra mente, nuestro huerto y nuestra vida. Olvidémonos de crecer como personas. Olvidémonos de aprender y desarrollar nuestro intelecto. Recuerden siempre, lo importante es el trabajo que pueda suplir la carencia de nuestras básicas necesidades. Además, ¿qué sería de nosotros sin las vacaciones de agosto? Ahora toca descansar, lo merecemos, el sistema así lo considera, por tanto nosotros también.

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