Marina Moreno se corona como “reina del baile”

  • El XXVIII Festival de Ballet Clásico fue un despliegue de arte, talento e imaginación, desde las 21 coreografías representadas, el vestuario y el decorado

Galería de imágenes del XXVIII Festival de Ballet Clásico

Marina Moreno se ha doctorado “cum laude” como profesora de baile. Pese a su juventud, acumula años de aprendizaje y experiencia. En el plano artístico, se crio en la Escuela Municipal de Música Danza y después en los Talleres Culturales, promovidos igualmente por el Ayuntamiento. De la mano de María del Mar Somé se empapó de los secretos y la magia de la danza clásica, el ballet y el baile moderno. Para cuando ésta se fue de Rute Marina ya volaba sola para coger el testigo de las clases. Aquella maestra incipiente es hoy toda una catedrática. Y en el XXVIII Festival de Ballet Clásico ha elevado el listón de la calidad hasta cotas difíciles de igualar.

  • Las 21 coreografías interpretadas a lo largo de la noche ratificaron la idea del arte como una forma de vida

Ha sido el último de los festivales de verano que en los sábados de junio han enriquecido la oferta nocturna. A la vez que suponen un pistoletazo de salida estelar para los Veranos Culturales de la Villa, han tenido el mejor colofón posible. Como apuntó en la introducción la teniente de alcalde, Ana Cobos, cuando en Rute se puede disfrutar con espectáculos de este calibre, hechos por gente de aquí, se comprende que apostar por este servicio es “una inversión”. Junto a ella, Carlos Aguilera, coordinador de los talleres, resaltó que con Marina el arte no sólo se aprende. Además, “se vive”.

Si es cierta su afirmación, lo que se vio durante algo más de dos horas sobre las tablas del Teatro al Aire Libre “Alcalde Pedro Flores” fue una clase de vida, de pura vitalidad a través del baile, un concepto que no dejaría de asomar por el escenario a lo largo de la noche. Las primeras en referirlo fueron las presentadoras, Coral Porras y Ana Aguilera. Son dos antiguas alumnas que, al marcharse a la Universidad, dejaron la escuela, pero conscientes de que el baile no las dejaría durante el resto de sus vidas. Por eso, sentían que volver en esta noche era una forma de decir “gracias por tanto”.

A continuación, se sucedieron 21 coreografías que ratificaron esa idea primigenia del baile como una forma de vida. Las presentadoras habían animado al público que llenaba hasta los pasillos del recinto a dejarse llevar y “disfrutar”. Y pudieron hacerlo con todas las vertientes del baile, del clásico al moderno. Marina dejó claro a través de su alumnado que todo es bailable. Por supuesto, lo son las polkas o piezas imprescindibles como “El lago de los cisnes”; pero también otras de tempo más lento y pausado como el “Adagio” de Albinoni o el “Canon” de Pachelbel. Otro tanto se podría decir de esa desgarradora balada moderna que es “Someone like you”, de Adele.

En contraste, las más pequeñas saltaron con “Euphoria” o “Madre tierra”, otro guiño a sentir el latido del ritmo. En esos niveles iniciales están también las que bailaron como si cobraran vida, otra vez, desde las entrañas de una “caja de música”. Si ellas son la savia nueva para revitalizar la escuela, sus compañeras de nivel avanzado ya tienen las alas de luz que lucieron para volar por sí solas en “What child is this”.

Con esa veintena de coreografías el festival habría obtenido el aplauso de sobresaliente. Pero Marina ha querido coronar su lustro como docente con una matrícula de honor. Como apuntaron en una especie de intermedio el alcalde David Ruiz y la concejala de Cultura, Dolores Ortega, quedaba “la sorpresa final”. No era otra que una selección de siete números de “El Rey León”, con los niveles medio 2 y avanzado alternándose y complementándose en el escenario. Y en esa recreación del “ciclo vital” que relata uno de los musicales más aclamados de las últimas décadas, la vida volvió a abrirse paso a través del arte (“Él vive en ti”) sobre el escenario.

Tras “El Rey León”, quedaba el saludo final, el del alumnado y el de su profesora, con una emotiva carta de agradecimiento por todas las vivencias de este lustro mágico para ella. También quedaba el homenaje y la despedida a Ana Victoria Ruiz y Sofía Alba, las dos alumnas que terminan ciclo. Marina Moreno asegura que cada año intenta superarse y que su alumnado brille por todo lo alto. Visto lo visto, esos ciento cincuenta jóvenes que han recibido sus clases reflejan la luz artística de una profesora iluminada por la magia del talento. Este año no ha sonado ABBA en el repertorio, como en otras ediciones, pero Marina se ha coronado como una auténtica “reina del baile”.

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