Maribel Ramos completa la exigente carrera OCC del Mont-Blanc

  • La ruteña participó en la distancia de 56 kilómetros y un desnivel de tres mil quinientos metros, en una prueba que discurre por tierras de Italia, Suiza y Francia

Maribel besa a su hija y su marido tras culminar su objetivo (Foto: organización UTMB)

Maribel Ramos- Ultra Trail del Mont-Blanc

Durante los últimos días de agosto se ha disputado la Ultra Trail del Mont-Blanc. Se trata de una de las carreras de montaña más exigentes del calendario internacional. El recorrido global pasa por tres países: Italia, Suiza y Francia. Entre las modalidades que comprende, Rute ha estado representado en la denominada OCC, con salida en la localidad suiza de Orsières y meta en la francesa de Chamonix. Se disputó el día 26 y entre los más de mil setecientos inscritos estaba Maribel Ramos. Esta modalidad tenía una distancia de 56 kilómetros y un desnivel positivo acumulado de tres mil quinientos metros. La ruteña logró acabar en un tiempo de 10 horas y 23 minutos.

  • La dureza de esta prueba no está tanto en la distancia como en la exigencia de las subidas y la dificultad técnica de las bajadas

Recién llegada de vuelta a Priego, donde ahora reside (aunque corre en las filas del Club Sierra Sur de Jaén) se siente satisfecha en relación a las expectativas marcadas. Acudió con sus molestias crónicas en el tobillo en la que ha sido su primera competición tras la pandemia. Curiosamente, más que las piernas, el cansancio se le ha acumulado en los hombros y los brazos, por tener que usar los bastones para las subidas. No en vano, el Valle de Chamonix se considera “la cuna del trail”. Esa exigencia hace que a su vez sea una de las citas más apetecibles, por el reto que conlleva. En su caso, ha tenido que esperar más de dos años, con la pandemia de por medio.

La corredora ha destacado la dificultad técnica de las bajadas (Foto: Carlos Chamorro)

La dureza no está en la distancia, al menos en esta modalidad. Ella misma ha hecho carreras más largas. Más bien, viene marcada por las subidas y la dificultad técnica de las bajadas. Para prepararse, adaptó los entrenamientos con tiradas máximas de treinta kilómetros. En cambio, aprovechó la orografía de la Sierra de Rute y de otros puntos de la Subbética. En las semanas previas subió y bajó por Sierra Alta, por el Canuto y Las Cruces, cuya exigencia técnica asegura que no tiene nada que envidiar al Mont-Blanc. Al tiempo que salía a correr, también se ha ejercitado en el gimnasio. Aun así, hay que medir cada zancada y cada paso. Las secuelas alcanzan al estómago y provocan no pocos abandonos. Además, ese desgaste implica una fortaleza mental notable.

Para no venirse abajo, le ayudaba saber que en cada avituallamiento y en meta la esperaban su marido, Carlos Chamorro, y su hija, Leyre. Otro temor era el de no llegar antes de que se pusiera el sol. Como el resto de carreras “post-Covid”, en el Mont-Blanc las salidas fueron escalonadas, y a ella le tocó en el tercer turno. Pese a correr de día, en plena sierra el tiempo ha sido más agradable. Maribel se sobrepuso a todas esas adversidades y fue adelantando puestos, hasta cincuenta respecto a su posición de salida. Tras la última subida entre el kilómetro 43 y el 49, tenía claro que los siete finales de bajada no frustrarían su objetivo. Una vez cumplido, lo prioritario es recuperar el tobillo, aunque no descarta en el futuro hacer un ultra “más potente”.

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