María del Mar Somé continúa el espectáculo

  • Ella y Antonio Arcos lideran unos Talleres Culturales promovidos por el Ayuntamiento que cristalizan en el Festival de Ballet, un referente más allá de Rute

La profesora y el grupo de nivel avanzado pusieron el broche al festival

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El filósofo alemán Theodor Adorno sentenció que no se podía escribir poesía después de Auschwitz. Cuesta dar con las palabras para todo lo que eriza la piel, ya sea lo más oscuro de la condición humana o lo más luminoso. También es difícil escribir después de Freddy Mercury. Más cerca, en el plano doméstico, lo difícil es escribir después de personas como María del Mar Somé; poner letra a su capacidad de reinventar año tras año el Festival de Ballet. Unir con un campo de concentración al cantante de Queen y a la responsable de las coreografías que cada verano se escenifican en Rute no es más contradictorio que la paradoja que encierra la danza: es por un lado disciplina, esfuerzo, trabajo y sufrimiento. Y es a la vez imaginación, vitalidad, pasión y amor al baile.

Somé, la alumna que superó cualquier magisterio precedente, ha vuelto a liderar el festival con el que se cerró junio en el teatro al aire libre Alcalde Pedro Flores. Ella y Antonio Arcos, como coordinador de los Talleres Culturales, canalizan el trabajo que da pie a esta cita. Como apuntó la concejala de Cultura, Ana Lazo, poco importa que se organicen bajo tal denominación ahora o antes como parte de la oferta formativa de la Escuela Municipal de Música y Danza. Siempre han compartido las mismas palabras que los identifican: danza, creatividad, fantasía, magia… Todas se resumen en una idea común: arte y espectáculo. Y éste continúa sin detenerse al cabo de veintiún años.

El arte, en efecto, es paradójico por definición y de sus antagonismos o conflictos nacen sus creaciones más originales. Por eso, armonizan en una sola coreografía Beethoven y AC/DC: el diáfano piano de “Claro de luna” y la guitarra y la voz “sucias” de Angus Young y Brian Jones en “Back in black”. Con esa tarjeta de presentación, los vaivenes del baile clásico al moderno serían una constante toda la noche, en los dieciocho números, divididos en seis niveles, que agrupan a un centenar de jóvenes. Al alumnado de Rute se sumó un grupo de la Escuela Paradise de Lucena y la vuelta del hijo pródigo, Sebastián Tejero, ahora en la Escuela de Artes Escénicas de Málaga.

Presentados por Gema Rocío Tejero, Carmen Navajas, Francisco Comino y Carmen López (con reivindicación incluida de más presencia de chicos) se sucedieron los bailes hasta el estremecedor cierre. Otra declaración de intenciones: “The show must go on” (El espectáculo debe continuar), antes de “saltar” con Tequila. Con la misma paradoja de la danza, cuando Freddy Mercury agonizaba por la enfermedad, sacó fuerzas de flaqueza para uno de sus más coreados himnos. Su canto de cisne hacia la inmortalidad introdujo un audiovisual para decir “hasta luego” a las cinco chicas que se marchan: Marina Repiso, Sara Lara, Alicia Molina, Elisa Roldán y Carmen María Rovira. Ellas se van; la vida y la danza siguen, reforzando la metáfora de la canción. El espectáculo continúa con Somé y su equipo. Y en Rute tenemos la suerte de disfrutarlo.

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