El acto incluyó la presentación del poemario ganador y otro libro publicado en Ánfora Nova
Después de que se fallara allá por diciembre, ya está disponible el libro ganador del vigésimo Premio Nacional de Poesía Mariano Roldán. La obra se presentaba el pasado sábado, 19 de junio, con la presencia de la autora, María Sanz. Es habitual que los aspirantes participen con un pseudónimo, pero no es tan frecuente que lo hagan con un título que no se corresponde con el definitivo. Así lo ratificó José María Molina, director de la editorial Ánfora Nova, que convoca el premio conjuntamente con el Ayuntamiento de Rute. Entonces Sanz concursó con el título provisional de “Los abismos del fuego”. Hay que recordar que esta convocatoria tiene una dotación económica de 3.000 euros, pero además incluye la edición de la obra ganadora. Con el libro ya publicado, el título final es “Los pulsos cardinales”.
Como representante institucional, en el acto de presentación estuvo la concejala Ana Lazo, que no dudó en calificar este premio como el acto “más importante” de Rute en el plano cultural. Lazo mostró su doble satisfacción, por un lado porque el certamen sigue “muy vigente” y por otro porque, “después de mucho tiempo”, en esta ocasión lo haya ganado una mujer. La prueba más clara de lo primero es la gran cantidad de participantes y que se espera la obra ganadora “porque saben que es sinónimo de calidad”. Además de la solera del premio, la concejala recordó que “lleva el nombre de Rute por toda España”. Lazo desea que la gente disfrute con el libro y a la vez sirva para “incentivar a la lectura”.
José María Molina se sumó a esa satisfacción de que haya ganado una mujer, tras varios años. No es algo casual: según cotejó con Sanz, todavía en torno a un 80% de los poetas siguen siendo autores masculinos. Por otra parte, esta presentación ha tenido lugar justo después de la publicación de la nueva entrega del poeta que da nombre al premio, la primera en catorce años. Lleva por título “Los dones reservados” y, remitiéndose a las palabras del propio autor, el director de Ánfora Nova apuntó que, “posiblemente”, sea la última obra poética de su producción literaria. Aunque habrá una presentación oficial, Molina adelantó que el libro tiene una gran calidad “y muchas ambientaciones y escenografías ruteñas”.
Como ya se apuntara cuando se falló el premio, la ganadora confirmó que su obra tiene “un origen aproximado sobre la poesía mística”. En realidad, intentó que fuera “una mezcla” entre el sentimiento y esa connotación religiosa, que luego se limó “un poquito”. En cualquier caso, el resultado “resume” su idea de la poesía como una cosa “elevada, no basada en lo material”. Con esa premisa, la autora sevillana confesó que se siente a gusto cuando la encuadran en una corriente intimista, ya que lo que le interesan son “los temas trascendentes, el tiempo, el amor, la belleza, la muerte”.
En “Los pulsos cardinales” hay algo de todo eso, enlazado a lo largo de veintinueve poemas, sin ningún título, con predominio del verso corto. Con la noche como escenario recurrente, la poeta trata de exorcizar sus miedos, o al menos sus inquietudes, por el amor, la soledad, la despedida o el vacío. Alternando con sus propias reflexiones, dialoga de tú a tú con esas dudas que la acechan, tal vez sin encontrar respuesta, pero sabiendo plantear las preguntas pertinentes.
Siguiendo un hábito de las últimas ediciones, el acto literario incluyó la presentación de otro título nacido bajo el sello de Ánfora Nova. En este caso el libro dado a conocer es “Historia literaria cordobesa”, del iznajeño Antonio Moreno Ayora. En su último trabajo bibliográfico, este ensayista, crítico y profesor de Lengua y Literatura traza un mapa de las tendencias literarias de la provincia en el primer lustro del nuevo siglo. Lo hace después de “expurgar de los medios periodísticos” una serie de artículos ya publicados sobre las figuras cordobesas más pujantes.
