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Es la única sección que “resiste” en la liga federada, tras una temporada en que el resto de equipos se ha disuelto a raíz del parón ocasionado por la pandemia
Balance de la primera vuelta liguera del Club Baloncesto Rute cadete
Pocos deportes resumen como el baloncesto los “daños colaterales” que ha causado la pandemia también en este ámbito. Antes de que se desatara la crisis sanitaria, el Club Baloncesto Rute contaba con cinco secciones. Algo más de un año y medio después sólo sobreviven dos. De ellas, sólo una está en competición, el cadete femenino. Hay otro equipo masculino, pero no ha podido federarse porque sus integrantes eran un conglomerado de edades. Lo explica el responsable de la sección femenina, Antonio González, que añade que han buscado incluso triangulares con el cuerpo técnico para que estos jóvenes puedan jugar más allá de los entrenamientos.
- No ocultan el esfuerzo y el tiempo que requieren los entrenamientos, pero aseguran que la competición ofrece otras compensaciones
Él está al frente de diez chicas, que se encuentran en la zona “tranquila” de la liga provincial. Apenas la conforman siete equipos. En este caso, la escasez de contendientes no responde del todo a los efectos de las restricciones. Los catorce que hay en liza están divididos en dos grupos, en función del nivel. Los cuatro primeros de cada uno jugarían una segunda liga regular. De ahí que el objetivo que se ha marcado el técnico sea entrar en esa selección. De momento, están en el corte, aun teniendo pendiente un partido aplazado en su día. Así han llegado al parón navideño, tras imponerse a Lucena en la última jornada por 34-23.
El núcleo central lo conforman ocho jugadoras que están juntas desde que empezaron a competir. Algunas como Irene González o Ana Carmona coinciden en que esa compenetración se nota al cabo de los años. A su vez, ha facilitado la incorporación de las dos más veteranas. Una de ellas, Irene Pérez, que no tardaron en integrarse en la dinámica del resto. Otro aspecto clave para seguir adelante y reforzar la autoconfianza han sido los resultados. Tanto ellas como su entrenador son conscientes de que sin la motivación de la victoria la sección podría haber corrido la misma suerte que las otras.
En este sentido, González es consciente de su labor más allá de la parte técnica. Ha de hacer de psicólogo y aglutinador del grupo. Ahí también es fundamental la implicación de los padres y las madres. Uno de ellos, Francisco Carmona, insiste en que el fin de inscribir a sus hijas no puede ser “tenerlas entretenidas unas horas”. Han de mantener un compromiso y que los menores noten el respaldo en la grada. Además de ser una alternativa al botellón, el deporte y la competición ofrecen más compensaciones. Lo reconocen ellas mismas, sin ocultar el esfuerzo y el tiempo que necesitan para acudir a los entrenamientos (tres por semana) y los encuentros. Sin embargo, el poder estar juntas, hacer amigas, viajar o disfrutar con una victoria hacen que merezca la pena.