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El último año académico ha contado con cinco profesores para un total de setenta alumnos
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Se han formado en las especialidades de piano, violín, viento y guitarra, además de la novedad de percusión
Coincidiendo con el final del curso escolar, también echan el cierre académico el resto de formaciones complementarias, aunque sean de carácter no reglado. Es el caso de la música y la danza, con tanto arraigo en Rute. Las audiciones celebradas en el patio de la Peña Flamenca han servido de broche para el curso en los talleres municipales que promueve la delegación de Cultura. Para la concejala Ana Lazo, los niños y las niñas que participan en estos talleres pueden mostrar al público parte de lo que han aprendido en los últimos meses. Aunque la danza, la otra vertiente de estos talleres, resulte visualmente más atractiva, Lazo subraya que la música es un arte que despierta los sentidos. Por lo demás, por segundo año ha tenido este formato de Talleres Culturales lo que en su día fue la Escuela Municipal de Música y Danza. Para la concejala, lo importante es que el objetivo “sigue siendo el mismo, que siga la música en Rute, y que niños, niñas y adultos puedan estudiar”.
- Los profesores se limitan a guiar, pero son los alumnos o sus padres y madres quienes eligen cada instrumento
- Para el profesor, no hay mejor examen que superar el miedo a tocar un instrumento ante el público
Al frente de los talleres está Antonio Arcos, que considera que el balance del curso ha de ser “de sobresaliente” y no sólo por el desarrollo de las clases. Lo primero que ha resaltado es el apoyo mostrado los padres y madres, “que han apostado por los talleres”. En la misma medida, destaca la otra apuesta clave, la del Ayuntamiento de Rute, subvencionando todas las matrículas. Por si fuera poco, algunos de los alumnos y alumnas se han presentado a pruebas de conservatorio “y las han superado”. Y de cara a septiembre, hay chicas que tienen previsto presentarse al Conservatorio Superior de Málaga y al de Córdoba. Similar opinión tiene la concejala, que cree que hay que seguir apoyando estos talleres en próximas ediciones.
En cuanto a la planificación de las clases de música, Arcos ha coordinado un equipo formado por él y otros cuatro profesores. Se han hecho cargo de unos setenta alumnos en las especialidades de piano, violín, viento, percusión y guitarra. El alumnado va desde cuatro años hasta adultos sin límite de edad. Según apunta, cada cual elige “el instrumento que le apetece”. La oferta se enfoca también en función de las necesidades de cada inscrito: por formación, por diversión o quienes “se quieren presentar al conservatorio”. Dependiendo de eso “y de las ganas que cada uno tenga de aprender” se les va “guiando”. Pero siempre son los alumnos o sus padres y madres quienes tienen la elección final.
Ello conlleva que pueda haber instrumentos mucho más demandados que otros. Por ejemplo, la guitarra se mantiene, mientras que el violín ha pasado “por distintas etapas”. Los de viento se acoplan para las distintas agrupaciones que hay en Rute. Y por último, este año han entrado como novedad los de percusión. Para el próximo curso, se está barajando incorporar otro taller de canto. La idea, en palabras del responsable, es ir “poco a poco aumentando la oferta educativa”. También se quiere reforzar la difusión de los talleres, tanto en los colegios como con conciertos didácticos.
De momento, estas audiciones (más que conciertos al uso) no sólo han puesto de relieve lo aprendido en el último año. Al mismo tiempo, para los pequeños representa una oportunidad para vencer “el miedo escénico” y tocar ante el público. Antonio Arcos es consciente de que ese “cara a cara” con el auditorio los pone nerviosos, pero cree que superarlo es “el mejor examen” para cualquier alumno. Además, conforme van pasando cursos los mismos espectadores pueden comprobar su evolución.
