La Vera Cruz vive los días grandes de sus Fiestas de Mayo

Galería  Cruces 2019

Galería  Procesión

Como ocurriera en Semana Santa, las obras de la ermita de la Vera Cruz han condicionado las Fiestas de Mayo de este año. La cofradía hizo una apuesta fuerte, en vista del estado de deterioro que presentaba el inmueble. Sin embargo, conforme se acometía la actuación se comprobó que las entrañas de la ermita se encontraban peor aún de lo que apuntaba la superficie. Todo ello ha obligado a replantear los plazos, el presupuesto y la financiación. Hubo que redoblar esfuerzos para sacar adelante dos eventos tan cercanos en el tiempo como diferentes. No cabe duda de que una obra de tal enjundia influye en cualquier programa de fiestas. Pero no ha llegado a impedir que este barrio de Rute viva sus días grandes reeditando sus singulares tradiciones. Haciendo de la necesidad virtud, los cambios han suscitado el interés del público, que se ha acercado a ver eventos como la procesión del primer sábado de mayo con otra perspectiva.

Antes, se había celebrado el concurso de cruces, convocado por la concejalía de Festejos. Esa misma mañana se había abierto la mesa de regalos, más necesaria si cabe para la cofradía en coyunturas como la actual. De su habitual sede en la casa de hermandad, anexa a la ermita, ha habido que trasladarla a la calle Granada. Lo que no ha variado es la idea de hacer partícipe al barrio de sus fiestas. Como si fueran conscientes de la necesidad de preservarlas, la gente se ha volcado con las cruces. Hasta doce han concurrido en esta edición, buena parte de ellas, como de costumbre, en el corazón del barrio. Para alegría de sus promotores, colectivos como la asociación Artefacto han vuelto a participar en esta iniciativa que va más allá de la celebración religiosa. Sin duda, es una forma original de estimular la creatividad y la convivencia entre vecinos.

El primer premio ha correspondido a la cofradía del Cristo de la Misericordia, con su singular patio típicamente cordobés. El segundo ha sido para la de Jesús de la Rosa, que trasladó su “caracolada” del fin de semana al Paseo del Fresno. Tercera ha sido la del Abuelito, en San Pedro, presidida por la imagen de la Virgen de la Encarnación. El cuarto premio ha sido para un clásico, la de la asociación Arapades, con una cruz hecha con piñas pintadas con témpera. Además, en categoría infantil se ha premiado a la cruz a nombre de Silvia Caballero, decorada con juguetes y juegos clásicos.

El sábado fue de nuevo el día central. Se anunció con los cohetes que ponen sonido personal a estas fiestas. En la sobremesa, la calle Granada acogió los juegos populares que gracias a esta cofradía no han sido devorados por el túnel del olvido. Fue el preámbulo a la salida de la Santa Cruz (único paso portado en Rute por mujeres) y la Virgen de la Sangre. De forma excepcional, dado que el recorrido procesional salía y terminaba en Santa Catalina, se invirtió el orden habitual. Esa modificación permitió concluir con los dos pasos subiendo por la calle Granada. Así se pudo recrear el tramo que recorren en paralelo, con la iluminación de bengalas. Reemplazan en mayo a las antorchas de la Semana Santa, como símbolo de la metamorfosis que se produce entre el duelo de la Semana Mayor y la alegría que supone en el calendario litúrgico festejar la Resurrección de Cristo.


 

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