La Vera Cruz llena mayo de vida en Rute

  • El barrio y la cofradía del mismo nombre se han engalanado de nuevo para reforzar el mensaje vitalista que simboliza la Santa Cruz en el calendario litúrgico

Los tronos de la Santa Cruz y la Virgen de la Sangre frente a frente, poco antes de terminar la procesión

Galería Fiestas Vera Cruz 2023

Un año más, al llegar mayo en Rute la vista se vuelve a la Vera Cruz, un barrio que se torna metafórico al llegar este mes. Se suele decir que es el mes de las flores, cuando la primavera alcanza su ecuador y su significado corre paralelo al mensaje del calendario litúrgico. La luz y el colorido de estas fechas implican que la primavera, y con ella la vida, se abre paso. De igual modo, la celebración de la Santa Cruz se carga de simbolismo con ese triunfo de la vida más allá de la muerte. Que en Rute una misma cofradía tenga cultos relacionados primero con la Pasión y luego con la Gloria de la Resurrección no hace sino reforzar esa idea. Las imágenes representan, según el caso, papeles contrapuestos y a la vez complementarios. Por todo ello, el barrio se engalana para la ocasión y los actos son alegres y festivos. De ahí que se hable de Fiestas de Mayo. Son, en efecto, actos de alegría y celebración, en definitiva, de vida.

La cruz ganadora de Juan Crisóstomo Mangas

No es un mensaje exclusivo del ámbito religioso. A nivel social, también son días de celebración y convivencia. El concurso de cruces reúne a vecinos y amigos, ya sea para elaborarlas o luego visitándolas. Más allá del premio, implica participación y trabajo en equipo. Un ejemplo claro son los balcones. A la tradición crucera se sumó a raíz de la pandemia esa modalidad por iniciativa de los propios vecinos del barrio. De forma espontánea, decidieron mantener desde casa esta celebración.

Este año han concursado diez cruces, más tres balcones. Junto a la originalidad, la decoración o el entorno, los premios han reconocido también esa labor de grupo. El primero ha sido para la cruz de la Residencia de Ancianos Juan Crisóstomo Mangas. Había sido elaborada por los mayores, con flores hechas con papel de seda y base de cartones de huevos pintados. En cuanto al entorno, recreaba nuestros típicos patios y las costumbres antiguas del pueblo. El segundo ha sido para otro colectivo, Arapades. Los usuarios del Centro de Día habían confeccionado más de cuatrocientas flores con la base de botellas de plástico pintadas.

El tercer premio ha recaído en la cruz del grupo joven de la archicofradía del Carmen, que ha estrenado el patio de la casa de hermandad como entorno. El cuarto premio ha sido para la cofradía de Jesús de la Rosa, que monto su cruz en la portada de la Caseta Municipal, donde había habilitado una barra con música en vivo. Las demás cruces participantes han sido las de las cofradías del Nazareno, Jesús Resucitado y la Borriquita, la Escuela Hogar, Residencial María Luisa, José María García y Francisco Porras. En cuanto a los balcones, han decorado los suyos Pedro Javier Reyes, Manuel García Iturriaga y María Martínez.

Tras el concurso de cruces, quedaba el día grande. El primer sábado de mayo fue una jornada festiva e igualmente participativa, con eventos como la mesa de regalos o las clásicas carreras de cintas. Sirvieron además de antesala a la procesión de la Santa Cruz, portada una vez más por costaleras, y la Virgen de la Sangre. El recorrido, centrado casi de manera exclusiva en el barrio, culminó la metamorfosis que cada año se produce entre la procesión del Domingo de Ramos por la tarde y ésta.

En mayo, el colorido se hace patente en las mantillas, en las petaladas a los pasos procesionales, en la misma imagen de la Virgen, que ya no va de luto, sino con manto y saya granate, en las bengalas que acompañan la subida de los dos tronos en paralelo a su ermita y, como colofón, en los fuegos artificiales. Una vez más, la Vera Cruz, el barrio y la cofradía, han vuelto a ser el reflejo de la luz y de la vida.

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