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Esta ruteña es auxiliar sanitaria y trabaja en una residencia en la que los abuelos no son diagnosticados y sus compañera se están dando de baja
Madrid es la comunidad más azotada por el coronavirus, con hospitales y residencias colapsadas. El abastecimiento de material sanitario sigue siendo una de las mayores preocupaciones. El personal vive una situación de emergencia provocada por la falta de respiradores, mascarillas, guantes o equipos de protección, según el caso. María de la Cabeza Ruiz Pérez es una auxiliar de Rute que trabaja desde hace dieciséis años en el Centro Residencial Alameda de la localidad de Torres de Alameda, de Madrid. Veinticinco de sus compañeras se han dado de baja con síntomas de coronavirus. No han sido diagnosticadas pero las han mandado a su casa para aislarlas. En estos momentos la ratio de atención ha bajado significativamente, apenas quedan unas quince auxiliares para atender a todos los usuarios.
- Ante todo, apela a la solidaridad de sus paisanos para que envíen mascarillas o material sanitario a este centro madrileño
María Ruiz se queja de que no cuentan con mascarillas suficientes. Cada auxiliar dispone de una a la semana que han de limpiar y desinfectar para poder seguir usándola. En cambio, sí tienen guantes. Con las batas, que no son equipos de protección especializados, pasa lo mismo que con las mascarillas. El personal de la residencia debe cuidar y mantener desinfectada su bata. Esta auxiliar ruteña afirma que tampoco se hacen todas las pruebas que serían deseables para saber cuántas personas están infectadas. Asegura que en el centro están muriendo abuelos y a muchos de ellos no se les ha hecho ni siquiera las pruebas.
Por todo ello, ha querido hacer un llamamiento público a través de las ondas de Radio Rute para que las autoridades se hagan cargo de la situación. Ante todo, ha llamado a la emisora municipal para que sus paisanos conozcan de primera mano lo que están sufriendo. Principalmente, desea que sepan que las personas mayores, padres y abuelos, están padeciendo una situación de desamparo. Los mayores están “más deprimidos y tristes que nunca”, añade emocionada. Muchos están aislados y no pueden hacer sus actividades, terapias o gimnasia, habituales.
La situación es muy crítica. Lo que más precisan es personal, más auxiliares. No obstante, entiende que eso escapa de las posibilidades que puede ofrecerle su pueblo. Ante todo, apela a la solidaridad de sus paisanos para que envíen mascarillas o material sanitario a este centro madrileño. Confía en la comprensión y empatía de los ruteños. María Ruiz ha colaborado en Rute con el colectivo de Cáritas y se confiesa una fiel devota de la Virgen del Carmen.