La riqueza es que el arte sobreviva

  • El Festival de Ballet Clásico y las audiciones de música devuelven por un rato la ansiada normalidad al Teatro al Aire Libre “Alcalde Pedro Flores”

Galería XXIV Festival de Ballet Clásico   Valoración del año académico en la Escuela de Música y Danza

“Vida de rico”, de Camilo: uno de los temas más bailados de la temporada. “I will survive” (Sobreviviré), de Gloria Gaynor: uno de los éxitos más aclamados y versionados desde su salida en 1978. Así de atemporal es el arte. Así de atemporal es la música. Así de atemporal es el baile, capaz de unir más de cuatro décadas en un instante. Con esa guinda terminó el XXIV Festival de Ballet Clásico, después de que distintos niveles de la Escuela de Danza sumaran talentos en la “Ciudad de las estrellas” (“La La Land”). Hacia ellas se dirigieron los globos soltados al final de una noche que devolvió por un rato la esencia de los veranos culturales en Rute.

  • Durante algo más de dos horas se hizo real la idea de que había vuelto la ansiada normalidad de siempre

Así de fino es también el hilo temporal que ha unido las dos últimas ediciones, la de 2019 y la de 2021. El año en blanco por la pandemia ha retrasado la celebración de las “bodas de plata”. Marina Moreno ha recogido el testigo de su maestra María del Mar Somé y ahora la joven ruteña también ejerce de profesora. Las dos compartieron por una vez roles de instrucciones y preparativos finales, además de un mismo gusanillo, en las tablas del Teatro al Aire Libre “Alcalde Pedro Flores”. Por un momento, pareció que nada se hubiera interrumpido en marzo de hace un año. Tan verosímil es el arte.

La ilusión de la música y el baile, y todo el aderezo del maquillaje, la iluminación y la escenografía, se trasladaron del escenario a la grada. De no haber sido por las mascarillas, durante algo más de dos horas se hizo real la idea de que había vuelto la ansiada normalidad de siempre. Fue el tiempo en que los diferentes niveles alternaron el desparpajo moderno de “Grease”, el frenesí de los ritmos brasileños, el estilo más clásico de la polka o la Marcha Radetzky, o la delicadeza de “Amélie”.

Antes, la música se había hecho carne con la interpretación en vivo del alumnado de piano y guitarra de la escuela. Ambos eventos se han unido en una misma velada ante el menor número de participantes. Visto su aprendizaje, es obvio que no ha sido por falta de interés. Pero, como recordaba la concejala de Cultura, Ana Lazo, las restricciones sanitarias han limitado las matrículas. El coordinador de estos talleres municipales, Antonio Arcos, subrayaba cómo, en proporción inversa, se ha redoblado el trabajo de equipo, para que este sueño común de cada fin de curso sea una única realidad.

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