La república trajo a las mujeres avances cercenados luego por el franquismo

  • Una mesa redonda en la emisora municipal sirve de preámbulo a las jornadas temáticas “Rute. Memoria y olvido”

A nivel de investigación o de experiencias conocidas, se han aportado testimonios de una etapa clave de nuestra historia

 Mesa redonda memoria histórica – Rute, memoria de un pueblo

Durante el penúltimo fin de semana de julio la localidad acoge las jornadas “Rute, memoria y olvido”. Como preámbulo, Radio Rute ha organizado una mesa redonda temática en torno al papel de la mujer desde la república y hasta la actual democracia. Para ello, se ha contado con el historiador Arcángel Bedmar, el profesor y escritor Francisco David Ruiz, Ana Rosa Rojas y Purificación Cobos, los cuatro con conocimientos de testimonios muy cercanos. Bedmar distingue la situación de la mujer antes y después de la república, que supuso una mejora radical de sus derechos. Los dos primeros decretos les permitieron acceder a profesiones vetadas o a ser diputadas. Incluso se aprobó una ley del divorcio y otra del aborto.

Según Francisco David Ruiz, la república implantó la idea que hoy se conoce como sororidad, la solidaridad entre las mismas mujeres, para soportar mejor la presión social que sufrían. En el otro extremo, Purificación Cobos recuerda la discriminación de las propias mujeres, eternizando roles que llegan hasta nuestros días. Curiosamente, fueron las de los sectores más pudientes con inquietudes las que comenzaron a cambiar esos roles, incluso en plena dictadura.

En cambio, las mujeres rurales sufrieron más el desarraigo, acentuado con la emigración a las ciudades. Muchas acaban en los prostíbulos, mientras que para los hombres la única preocupación en este sentido era no contraer enfermedades venéreas. Se da la paradoja de que, pese al carácter nacional católico del franquismo, no se abolió la prostitución. De hecho, se regula para tratar las enfermedades venéreas. Pese a la escasez de datos al respecto, hay constancia de la existencia de más de mil cien prostíbulos en los años cuarenta, entre ellos en Rute.

El profesor ha subrayado que el gran proyecto de la república fue la educación, para contrarrestar el analfabetismo. En 1931, sólo un 14% del alumnado eran mujeres. En 1936 se había elevado a un tercio. De forma paralela, Cobos recuerda el poder de la Iglesia a principios del siglo XX. De los 23 millones que rondaba la población, había un miembro del clero por cada cuatrocientos mil habitantes. El dato, apostilla Bedmar, es elocuente porque la Iglesia se oponía a la coeducación, justo lo contrario de la mentalidad republicana, que apuesta por una escuela “laica y mixta”. De hecho, se suprimieron las asignaturas que discriminaban por género.

La Guerra Civil y la posterior dictadura supondrían un telón negro. Al recorte de derechos, se suma la represión. Ana Rosa Rojas recuerda que a las mujeres de víctimas republicanas ni siquiera se les reconocía como viudas. No tenían derecho a nada, porque a la desigualdad de género se sumó la desigualdad de bandos. La situación se revierte hasta tal punto que en los años cuarenta se prohíbe a las mujeres el acceso a determinados puestos de trabajo. Francisco David Ruiz contrasta que, mientras a los niños se les enseñaba a mirar al mundo, a las niñas se les enseñaba a mirar al hogar. La educación no sólo se vio cercenada en los menores. La represión fue extensiva a los maestros y en especial a las maestras.

A pesar de que la corriente llamada “revisionista” insiste en escuchar todas las partes, el historiador subraya que la mayoría de las fuentes escritas de que disponen son sólo las franquistas. De ahí que haya quien no quiera que se investigue. Purificación Cobos habla de “vergüenza ajena” y Ana Rosa Rojas subraya que “la otra parte de la historia” es la que siempre se ha enseñado. El profesor habla de la necesidad de cuidar la “memoria heredada” o “posmemoria”. Arcángel Bedmar sentencia que hay “mucho fanatismo ideológico y mucho analfabetismo histórico”. Si a alguien así se le da una red social, el cóctel puede ser explosivo.

Tras la dictadura y la transición, el papel de la mujer fue creciendo poco a poco. Ana Rosa Rojas ha recordado que fue número 2 en la lista del Partido Comunista, detrás de Miguel Luque. Sin embargo, aunque salió elegida, delegó en el número 3, por ser profesor. Aun así, Cobos ha insistido en que el camino hacia la igualdad es largo. Su compañero docente matiza que, pese a ello, cada paso es un paso hacia una sociedad más democrática. En este sentido, ha subrayado la labor de las mujeres de Rute, desde diversos ámbitos luchan por la igualdad. Además, en contraste con las emigrantes de décadas pasadas, muchas optan por quedarse en sus pueblos de origen.

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