La metamorfosis discreta

  • Cada año, el barrio de la Vera Cruz pasa en apenas un par de meses del recogimiento de la Semana Santa al esplendor vitalista de sus Fiestas de Mayo


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Hay algo de lugar cambiante en el barrio de la Vera Cruz, de territorio para la sorpresa, donde en cualquier rincón puede simbolizar, según el momento, el sufrimiento y el gozo humano. Su cofradía es por ahora la única de Rute que tiene desfiles procesionales de Pasión y de Gloria. Y para reafirmar esa permeabilidad, no los forman pasos distintos. Ambas salidas comparten la imagen de la Virgen de la Sangre. Su puesta en escena, en cambio, difiere radicalmente del Domingo de Ramos al primer sábado de mayo. Ilustra a su vez esa transformación que se produce cada año en sus calles, en su liturgia y en la filosofía en que se sustenta la fe de sus feligreses. Creen en la Semana Santa porque la vida se impone a la muerte. Y en este barrio tal triunfo se materializa en primavera.

El invierno se resiste este año a irse y llevarse su oscuridad y su frío. Parece que a la estación de las flores le costara asentarse, con sus contrastes térmicos y sus tormentas que recuerdan de dónde se viene. Pero al final la primavera se abre paso y, haciendo honor al nombre del barrio, acaba siendo verdad en la Vera Cruz. Florece en todos sus rincones: en sus calles, en sus balcones engalanados con colgaduras o en sus cruces. Como tierra limítrofe entre Córdoba y Granada, Rute revive cada año una tradición que aúna el sentimiento religioso con el esplendor floral de mayo.

Así celebra la Vera Cruz esta explosión de vida. Atrás queda el recogimiento y hasta en el nombre de Fiestas de Mayo se deja sentir ese aire festivo que impregna todos sus cultos y actos: los Juegos Florales y la ofrenda de flores, el triduo y los actos lúdicos. Todos se suceden en una semana que no es de Pasión sino de antesala a la procesión del sábado por la noche. Antes, por la mañana, durante el día, la tradición se renueva en costumbres tan arraigadas como la mesa de regalos o los juegos populares.

Pero es al caer la tarde cuando esa crisálida gestada en el seno del barrio durante unos dos meses, los que van de Semana Santa a primeros de mayo, se manifiesta en todo su colorido y esplendor. Sale a la calle la procesión de la Virgen de la Sangre y la Santa Cruz, y todo se transforma. Ya no huele a cirio sino a flores, por donde caminaban penitentes nazarenos ahora lo hacen mantillas, y de los balcones no vuelan saetas sino petaladas. Incluso la Virgen de la Sangre cambia su saya negra de la Semana Santa por la roja cuando va con la Santa Cruz, el único trono de Rute portado por costaleras. De nuevo, la primavera, la vida en suma, ha triunfado.


Convivencia en torno a las cruces

El concurso de cruces es, sin duda, uno de los puntos culminantes, no sólo de las fiestas de la Vera Cruz, sino de las tradiciones de Rute en general. Cada año, distintas asociaciones participan en este concurso tan característico del mayo cordobés. En esta edición, han sido un total de diez las entidades que han participado en este concurso. Además, por primera vez se ha ampliado el tiempo que estaban expuestas público, pasando de uno a tres días.

De la decena de candidatas, finalmente el jurado escogió a cuatro como las ganadoras, aparte de una en categoría infantil. De esta forma, el Círculo de Rute se alzó con el primer puesto, con un premio valorado en 350 euros. Era una “cruz primaveral”, según la calificó María Córdoba, que añadió que se ha tratado de emular las antiguas casetas de feria. Cinco mujeres han sido las encargadas de construir esta cruz, en la que destacaba la abundancia de claveles. En su entorno se podían encontrar pequeños detalles como el libro realizado para celebrar el centenario de la institución.

El segundo premio correspondió al grupo joven de Jesús de la Rosa, que instaló su cruz en la Plaza de Nuestra Señora de la Cabeza. Allí dispusieron también de una barra para recaudar fondos destinados a los distintos proyectos del grupo. Lógicamente, la flor predominante fue la rosa, elaborada con cartones de huevo pintados de color rojo, verde y blanco, los colores de la medalla de la cofradía, según detalló su presidente, José Antonio Jurado. La cruz fue elaborada por los miembros del grupo joven, con la colaboración de la junta de Gobierno, durante seis meses.

Muy cerca de ésta se encontraba la cruz ganadora del tercer premio, la de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Misericordia, en la calle Priego. En esta ocasión, se mezclaron los elementos propios de las cruces con los de los patios cordobeses. Sin embargo, la lluvia afectó a esta cruz, obligando a los miembros de la cofradía a reelaborarla deprisa tras los efectos desastrosos del agua el día anterior.

Finalmente, la asociación Arapades se llevó el cuarto premio. Según explicó Natividad Leiva, presidenta de la asociación, la cruz se ha hecho “por y para los abuelos” a los que ayuda Arapades. En total, estaba compuesta por 350 flores, elaboradas manualmente por los usuarios a lo largo de cuatro meses durante una hora al día, según Leiva. Junto a estas flores “artificiales”, el suelo sobre el que se asienta la cruz estaba adornado con claveles naturales. El paisaje se completaba con numerosas macetas también llenas de flores y un pequeño mural “en honor a la Vera Cruz”, como declaró la presidenta.

En la categoría infantil, sólo se pudo entregar uno de los dos premios fijados en las bases. La única cruz que se presentó a esta categoría se encontraba en la calle Federico García Lorca, muy cerca de Arapades, y a ella aportaron su granito de arena los vecinos más pequeños de la calle. Presentaron a concurso una cruz llena de claveles y distintos elementos de bronce donados por los adultos.

El resto de cruces presentadas a concurso fueron la de la Asociación Cuenta Conmigo, en su sede en el Edificio del Mercado; el grupo joven de la Borriquita, frente a la Oficina de Turismo; la Residencia de Ancianos Juan Crisóstomo Mangas; la de Manuel García Iturriaga, en la calle Granada; y la de la archicofradía de Nuestra Señora del Carmen, en el santuario de la Calle Toledo.

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