-
Las inscripciones en la prueba reina superan el centenar, más los senderistas y las categorías infantiles
-
La mayoría de los participantes coincidieron en señalar la dureza de la prueba, pese a su corta distancia
Apenas sobrepasa los cinco kilómetros, 5,4 en concreto, pero son de lo más exigente. Ése era el trazado de la segunda edición de la carrera nocturna “A la luz de Rute”, organizada por la empresa GR-7 Aventura. De hecho, tras cruzar la meta, la gran mayoría de participantes coincidían en el mismo adjetivo en grado superlativo para describirla: “Durísima”. Lejos de convertirse en un inconveniente, para los aficionados a las pruebas de fondo, esa dureza representa un aliciente. El cambio principal respecto a la edición del año pasado residía en el punto de salida y de meta. Ha pasado de ser el Centro Cultural Rafael Martínez-Simancas (Lucoteca) en la calle María Siendones al Paseo de Fresno. Según Sandra Trujillo, gerente de GR-7 Aventura, el cambio obedecía a dos motivos. Por un lado, por permisos de tráfico, la carrera no ha pasado este año por la travesía. La fecha inicial habría sido el 16 de enero, pero al coincidir con San Antón en Jaén, con tanta representación ruteña, se pospuso al 23. Para entonces, no estarían disponibles esos nuevos permisos.
- La carrera tenía el recorrido que se suele definir como “rompepiernas”, donde ni siquiera las zonas de bajada permitían una clara recuperación
- Rute puede presumir de ser un pueblo que acoge hasta cinco carreras de muy diversa índole
Sin embargo, la modificación principal respondía a que para los corredores suponía un alivio no tener que salir “en frío” desde la Ludoteca, y hacer el primer tramo cuesta arriba. En esta ocasión, tras la salida del Fresno, los corredores debían dirigirse hacia el cementerio por las calles Colón y Soledad, para bajar por la calle La Piocha y el Cerro hasta el Parque Nuestra Señora del Carmen, con vuelta por las calles Cabra, Herrero y Lucena. Desde ahí el segundo tramo era de subida casi continua, hasta llegar a Los Pinos y, tras pasar por los Cortijuelos, volver y terminar en el Fresno. En efecto, era un trazado muy exigente, “rompepiernas”, como suele decirse en este mundillo. Incluso las zonas de bajada eran tan pronunciadas que no permitían una clara recuperación.
Además del cambio de trazado, la otra novedad ha sido la incorporación de las categorías inferiores y una modalidad para senderistas. Las categorías inferiores eran tres, chupetín, alevín e infantil. En función de la edad, los participantes debían dar una o dos vueltas en el interior del Paseo del Fresno. Por lo que se refiere a los senderistas, el recorrido era el mismo que el de la carrera, con la salvedad de que se hacía caminando. En total, sumando las distintas categorías y modalidades, la participación ha sobrepasado las ciento sesenta inscripciones. Algo más de un centenar correspondían a la carrera adulta, una treintena a las categorías inferiores y las restantes a los senderistas. Para Sandra Trujillo, la valoración en este aspecto es bastante positiva, sin pasar por alto que en la carrera había habido más de treinta mujeres.
De ese centenar largo de corredores, el más rápido fue el egabrense Agustín Valenzuela, seguido de José Ariza, primer clasificado local. En el caso de las chicas, se dio un paralelismo similar. Es decir, la mejor clasificada fue Clara Sicilia, de Carcabuey, mientras que la segunda fue a su vez la primera ruteña, Conchi Porras. Tanto Agustín Valenzuela como Clara Sicilia ya habían estado en la carrera “Rute en Navidad” y coinciden en que ésta, pese a ser más corta, es “bastante más dura”. En el caso del corredor egabrense se puede decir que es un asiduo a las pruebas en nuestro término municipal, ya que también ha estado en la de montaña. Por su parte, Conchi Porras representa a ese grupo cada vez más numeroso de personas que se apuntan a este auge de las carreras. Como mujer, anima a otras chicas a que, al menos, salgan a correr. Participar o no en pruebas de competición es algo que ya vendrá por sí solo. Como presidente del Club Atletismo Rute, José Ariza, subrayaba ese “período dulce” que vive este deporte. En este sentido, recordó que Rute puede presumir de ser un pueblo que acoge hasta cinco carreras de muy diversa índole.
Ése aspecto fue el primero que subrayó la concejala de Deportes, Mónica Caracuel. A las tres citadas, hay que añadir las dos cross de las aldeas, la de Zambra y Los Llanos. Esa variedad es posible, gracias, entre otras cosas, al entorno tan versátil que tiene nuestro pueblo. Por lo demás, la concejala recordó que el Ayuntamiento había colaborado a través de la Policía Local y Protección Civil. La propia Sandra Trujillo se encargó de agradecer esta implicación municipal, junto al apoyo de la Diputación y los patrocinadores, que ha facilitado que no haya ninguna incidencia que lamentar. Terminada esta edición, la gerente de GR-7 adelantó que la próxima se parecerá más a la de este año que a la primera. Eso sí, se están estudiando ya algunos cambios para incorporar más kilómetros al recorrido, y en la medida de lo posible, “que sean un poquito más llanos”.