Estimado lector, nos encontramos prácticamente en el epicentro de la primavera. Las lluvias que afortunadamente han regado nuestros campos, nos dan un respiro de la intensa sequía que veníamos sufriendo. Sin lugar a dudas abril y mayo, son meses increíbles para disfrutar de la naturaleza, antes de la llegada del tórrido periodo estival. De igual forma, me llama mucho la atención algunas de las estampas que deja la primavera en nuestro pueblo, vida y colorido por doquier; para que luego digan que para buscar experiencias estéticas hay que viajar, tenemos que valorar más lo propio. Para esta ocasión, presento una reflexión en torno a una cuestión cuyo desarrollo valoro positivamente, se trata del desarrollo que está gozando nuestra particular fiesta de las cruces.
Es de todos sabido que Rute es un pueblo con muchos altibajos, existen tradiciones que resurgen, mientras que, otras languidecen o terminan por desaparecer. Desde hace unos años, la fiesta de las cruces de mayo experimenta un auténtico resurgir. Parece que los esfuerzos dan su fruto, y como siempre, vienen de mano de asociaciones, cofradías, etc.; en definitiva, colectivos desinteresados que velan por el mantenimiento de las tradiciones locales. Creo sin lugar a dudas, que ha sido un auténtico éxito el viraje hacia una fórmula más parecida a la que se viene desarrollando en ciudades como Córdoba o Granada, aunque evidentemente, sea en menor escala. Hemos pasado de una festividad que se reducía a una tarde, a ocupar dos días, y con bastante aceptación, particularidad que motiva a que cada año existan más participantes.
Con todo esto vengo a revindicar a la inventiva, como motor de nuestro patrimonio cultural. La cultura, aunque tenga un fondo sólido y difícil de alterar, tiene que ser voluble y también se debe de adaptar un poco a los tiempos. Considero que no debemos dejarnos llevar por una tradición estática y poco flexible, confió más en una forma laxa con unos cimientos firmes. En artículos anteriores, hemos expuesto algunos ejemplos donde algunas de nuestras tradiciones se desvirtúan. Aunque esta problemática se encuentre presente, son riesgos que se deben de asumir. Viendo el panorama festivo que tenemos en Rute, me pregunto si se deben de llevar a cabo más iniciativas por parte del gobierno local. Parece que ha calado el discurso de desestacionalizar nuestro turismo, en este ejemplo tenemos un caso que si se encauza bien puede suponer un punto de inflexión. La tipología turística donde se encuentra inserta nuestra oferta, es exigente y valora mucho las experiencias y la autenticidad. Por esta razón creo que debemos ser inteligentes y motivar fenómenos culturales que puedan llamar al visitante.