- Hasta el año pasado estos talleres culturales comenzaban en octubre, pero se ha buscarlo acompasarlos con el desarrollo del curso académico
El piano es uno de los instrumentos sobre los que se imparten clases en estos talleres
Carlos Aguilera repasa la oferta formativa de los Talleres Culturales de Música y Danza
De nuevo el comienzo del curso académico trae de la mano otras enseñanzas paralelas. Es el caso de las que se imparten en los Talleres Culturales de Música de Música y Danza, que promueve el Ayuntamiento de Rute. Las clases comienzan en la segunda quincena de septiembre y, como es habitual, se impartirán en el Centro Cultural Rafael Martínez-Simancas (Ludoteca). Sin embargo, el plazo de matriculación está abierto desde primeros de mes. Al frente de esta Escuela de Música y Danza está Carlos Aguilera, que matiza que, al ser inscripciones telemáticas, se pueden tramitar desde el mismo día 1, aun siendo domingo. Después, cualquiera puede incorporarse, aunque el curso haya empezado. Eso sí, de hacerlo con las clases muy avanzadas debería estar al día de lo aprendido, o bien esperar al año que viene. Por otra parte, en cada taller ha de haber un número mínimo de matrículas para poder formar grupo.
- Aunque la oferta es amplia, para cada instrumento ha de haber un número mínimo de matrículas que permitan formar un grupo
El número de WhatsApp para solicitar el formulario, rellenarlo y enviarlo es el 630 69 08 70. También las matrículas se pueden formalizar por correo electrónico, en la dirección escuelamusicarute@hotmail.com. Por una vía o por otra, se debe indicar en qué taller se inscribe la persona en cuestión. Un año más, la oferta de la escuela abarca dos grandes ramas. Por un lado, las clases de ballet y baile clásico, que, en palabras de Aguilera, siguen siendo las más demandadas. Por otro, está todo el abanico de instrumentos que se enseñan. Así, hay talleres de piano, guitarra, percusión, viento madera (como clarinete o saxofón) y viento metal (como trompeta o trombón).
Asimismo, se imparten clases de lenguaje musical y de música y movimiento. Ambas suponen un acercamiento inicial. La diferencia es que en el lenguaje musical ya se enseña partitura. En cambio, los talleres de música y movimiento se basan en juegos, dinámicas, canciones y hasta dibujos, para que se adentren en este universo los más pequeños, niños y niñas de cuatro a siete años. Es la edad mínima para poder matricularse en la escuela (salvo en el ballet, que es de tres años). A partir de ahí, Carlos Aguilera reitera que no hay límite para aprender. Y asegura que todos los años hay algún adulto que tenía “ese pellizco” pendiente y se apunta.
En cuanto a las preferencias del alumnado, lo más demandado es la guitarra y el piano. Por el contrario, cuesta que se aficionen a los instrumentos de viento. Hay una explicación lógica. Basta con pulsar una cuerda de la guitarra o una tecla del piano para que suenen, aunque sea una nota aislada. Soplar un instrumento de viento requiere una capacidad pulmonar que no siempre está desarrollada a tan corta edad. De ahí que, aunque a la larga “el nivel se iguala”, su aprendizaje sea “más lento”.
Por lo general, la mayoría de ese nuevo alumnado “se dejan guiar” por los docentes, en función de las necesidades y las cualidades que ven en cada uno. En este sentido, el director matiza que se “recomienda” uno u otro, pero la elección final debe ser individual. No obstante, también hay que tener en cuenta que este alumnado es “cantera” de la Banda Municipal. Por eso, se busca un equilibrio entre las preferencias y cualidades de los menores y “la demanda” a medio y largo plazo de la banda.