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La carrera de montaña promovida por el Club Hacho Trail ha registrado su mayor participación local, con cuarenta corredores del pueblo entre las dos distancias
Esencia y localismo. Sobre esas dos ideas se ha reinventado la Carrera de Montaña CxM Rute para ser más fiel a sí misma que nunca. Se acusó cierto desgaste después de ser el año pasado todo un Campeonato de España. Sin embargo, el tesón de José Antonio Alcalá ha tirado del carro y no sólo se ha celebrado, sino que ha recuperado sus mejores valores. Sobre el papel, la prueba está organizada conjuntamente por el Ayuntamiento y el Club Hacho Trail. La realidad dice que Alcalá es más que el director de carrera: es su motor y su corazón. A su ritmo laten los cincuenta voluntarios que han hecho posible que la decimoprimera edición llegue a buen puerto.
También como un signo más de regreso a los orígenes, ha vuelto a la fecha en que se había asentado, en el corazón del otoño, en pleno mes de octubre, esta vez en el último domingo del mes. Otro tanto ha ocurrido con las distancias. La prueba reina se ha recortado en diez kilómetros para quedarse en 18,5 kilómetros, con un desnivel positivo de 1200 metros. La corta, la “Ruteñita”, ha sido como siempre, con sus 13,4 kilómetros y un desnivel de 800 metros.
Aun con ese recorte en el kilometraje, la CxM ha visitado las zonas con más encanto de nuestro entorno natural. El Canuto, La Palomina, Sierra Alta o Las Cruces fueron los puntos por los que tuvieron que pasar un año más los corredores, sin faltar “la cresta” tan singular: la carrera, en efecto, en toda su esencia y en todo su esplendor. La Sierra de Rute tiene dos valores añadidos. Uno son las vistas del Pantano de Iznájar. El otro, fundamental para la logística, es que está al lado del casco urbano. De nuevo el Paseo del Fresno ha sido el centro de operaciones, y por supuesto el lugar de salida y la meta.
Traducido a cifras, la presente edición ha contado con un total de 190 participantes entre las dos modalidades. Por encima de esa suma global, ha sobresalido la presencia local. Hasta cuarenta corredores de Rute han defendido “su” carrera inscribiéndose en una de las dos distancias posibles. La participación no ha sido notable sólo en cantidad, sino en nivel. En la “Ruteñita” Juan José Porras lideró la prueba durante un buen tramo. A partir del paso por el Canuto lo alcanzaría Joaquín Montes, que ya no daría más opciones al ruteño. El podio masculino de la prueba corta lo completó el lucentino Bernardo Muñoz, un juvenil que ya se codea con los adultos.
Las corredoras locales no fueron a la zaga a los chicos. Dos hicieron podio. La primera en cruzar la meta del Fresno fue María Jesús Torres. Afincada en Córdoba, la ruteña hizo “patria chica” y se trajo a su pueblo a un buen puñado de compañeros del club en el que milita, Omeyas Trail. Para el segundo y el tercer puesto la lucha fue enconada entre Carolina Carrasco y Vanessa Galisteo. Finalmente, entrarían en meta en ese orden, imponiéndose por escasos metros la de Dos Torres a la ruteña.
Algo más de media hora habría que esperar, respecto al ganador de la “Ruteñita” para que entrara el primer corredor de la CxM. El cordobés Jesús Nieto cruzó la meta en un tiempo de una hora, 56 minutos y 6 segundos. Por detrás de él llegó alguien que lo conoce “desde pequeño”, el egabrense Antonio Rosa. Tercero sería un viejo conocido de la afición ruteña, Diego De la Fuente, que había encabezado la carrera durante el primer tercio. Corredor de pista y asfalto, el lucentino se estrenaba en montaña, deseoso de seguir promocionando las carreras de fondo. No cabe duda de que su ejemplo cunde, ya que es el entrenador del juvenil Bernardo Muñoz.
En cuanto al podio local masculino, lo han encabezado tres corredores que conocen la sierra como la palma de la mano. Los más rápidos por este orden fueron Raúl Roldán, Manuel Sánchez y Juan José Cubero. En las chicas Rute también ha estado presente en el podio. Las hermanas Montes Benítez son oriundas de Algar, la aldea de Carcabuey. Susana reside en la aldea ruteña de Las Piedras. Ella y Pilar mantuvieron una de las pugnas más apasionantes de la mañana. No en vano, esta última atravesó la meta en dos horas, 25 minutos y 22 segundos, sólo dos segundos por delante de su hermana. A punto estuvo de reeditarse el podio femenino del año pasado, entonces en la “Ruteñita”, copado por las tres hermanas corredoras, ellas dos y Beatriz. Lo impidió Ana Belén Herreros, tercera en féminas.
Al margen de las clasificaciones, había unanimidad en valorar la calidad de la prueba y la buena organización. Gracias a una señalización sobresaliente, los corredores sabían siempre hacia dónde dirigirse. Ese análisis lo han podido hacer desde una doble perspectiva el alcalde David Ruiz y el concejal de Deportes, Francisco Jesús Fernández. Ambos corrieron la “Ruteñita”. El regidor se estrenaba en la prueba, si bien es asiduo a hacer senderismo en nuestra sierra. Su compañero no acusó la inactividad.
En lo institucional, los dos resaltaron el trabajo de Hacho y el escaparate que representa esta cita para Rute. Por último, Alcalá se mostró emocionado al comprobar que todo ha salido bien. Sabe que puede parecer repetitivo, pero insiste en que, cuando la gente confiesa que han disfrutado de una experiencia deportiva única, se toma conciencia de que tanto esfuerzo ha merecido la pena. Esa satisfacción es la gasolina que activa el motor del que es por méritos propios el alma máter de una carrera, en efecto, única.