La conmemoración del 25-N reitera la necesidad de denunciar el maltrato

  • Con motivo del Día Internacional contra la Violencia de Género, también se pone de relieve cómo la pandemia se ha cebado más con las mujeres

De cara a la conmemoración del 25-N, Día Internacional contra la Violencia de Género, la Plataforma Cordobesa contra la Violencia a las Mujeres ha promovido diversas mesas informativas en la provincia. La de Rute se adelantó al fin de semana, aprovechando la afluencia de los sábados al mercadillo. Ante la sede de la asociación de mujeres Horizonte de Rute, se repartió material y folletos informativos facilitados por la Diputación. Junto a sus integrantes, estuvo Ana Rodríguez, en representación de la asociación Valle de Zambra. Asimismo, según avanzó la concejala de Igualdad, Mónica Caracuel, estas actividades de sensibilización se completan con el minuto de silencio previsto ante el Ayuntamiento el mismo día 25.

La presidenta de Horizonte, Abundi Alba, subrayó que el trabajo por la igualdad y la ayuda a las mujeres se prolonga todo el año. En esta ocasión, se ha rendido homenaje a Ana Orantes. Tras ser quemada viva por su marido, se tomó conciencia de que la violencia de género no era un problema de la esfera privada sino del ámbito público. Como recordó Alba, una de cada dos mujeres ha sufrido algún tipo de violencia y desde 2003 hay registradas 1118 víctimas mortales, de las que 42 han sido asesinadas este mismo año. Son datos que se extraen de las denuncias. A ellos hay que sumar las mujeres que no se atreven a hacerlo público, o los casos de ansiedad o depresión ligados a las agresiones. A nivel educativo, en el instituto, la Escuela Hogar y el CPR Blas Infante se está llevando a cabo un proyecto de coeducación.

Su compañera Purificación Cobos subrayó los efectos “devastadores” de la pandemia, que ha puesto en jaque la “pobreza real” a la que están sometidas las mujeres. Según la vicepresidenta de Horizonte, una mujer “tiene que ser libre e independiente, y tener su economía saneada” para combatir el maltrato. Por eso, insiste en la necesidad de que haya “cursos de adaptación” para quienes llevan años en sus casas y han de incorporarse al mercado laboral. En este sentido, cree que las empresas deberían reservar un porcentaje de sus plantillas para acoger a este tipo de mujeres.

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