La cigarra y la hormiga

No hace muchos días, mientras leía un cuento en la cama a mi hijo antes de ir a dormir, me topé con una de esas fábulas clásicas, y de repente, me despertó una idea que en estas líneas quiero dejar escrita. Cualquiera que vea el título con el que se abre este artículo pronto reconocerá la moraleja que la historia encierra. Pienso en esto y me doy cuenta que los actores principales de este cuento a día de hoy se presentan como posturas antagónicas, más si cabe que en la animada historia que le conté a mi hijo. Muchas son las cigarras que ahora mismo vociferan sus opiniones por los campos del Señor, pero en eso queda. Su postura es parecida a la del cuento: “carpe diem”. Otras personas, sin embargo, trabajan incansablemente para un “invierno” que no sabemos cómo vendrá, pero que se vislumbra un tanto complejo. Pero hay están, trabajando un presente para no perder de vista el futuro.
Y es que si seguimos haciendo paralelos con esta simpática fábula, tenemos que reconocer que las cigarras han abandonado sus balcones llenos de aplausos y música un tanto estridente para revolotear sin rumbo fijo, y lo peor de todo, que se han olvidado de algo tan importante como es el sentimiento de colectividad, de pertenencia a una determinada sociedad donde todos tenemos que sumar para llegar a la tan ansiada plenitud social. Muchas de estas cigarras ruidosas ahora se dedican a ensuciar nuestros parajes naturales en un acto típico de auténticos bichejos carentes de civismo. Ruido, basura y deshumanización es la cara de esta moneda. La otra son las hormiguitas, muy abundantes en nuestro pueblo y con un calidad humana extraordinaria. Desde el lugar que nos compete estamos decididos a apoyarlas, pues sabemos que es una postura esta un tanto difícil. Nadie quiere cargar con el peso de la sociedad, una sociedad que ya empieza a reflejar el cansancio de las mascarillas que nos oprimen la cara, el corazón y a algunos hasta la mente. Pero debemos ser constantes y nunca bajar la guardia, ya no solo en temas sanitarios, sino también en los relativos a la colectividad que a todos nos agrupa, pues a parte de cuidar de nuestra salud y nuestra economía, debemos tener presente también que tenemos que cuidar nuestro pueblo y nuestro entorno. Las imágenes que circulan por redes sociales donde se ve la suciedad que generan estas cigarras que solo piensan en sí mismas son realmente reprochables. Nosotros, ya lo saben, siempre estaremos del lado de los que opten por el sentido común. Siempre estaremos al lado de nuestros sanitarios que se desviven para que tengamos ese “invierno” tranquilo, como también lo estaremos de todos aquellos que trabajan sin descanso por una sociedad mejor, ya sean del ámbito público o de entidades privadas. Por tanto, hagamos que entre todos este cuento tenga un final feliz. Así, cuando nos vayamos a la cama cada día, nuestra cara será de plena felicidad, igual que la que se les queda a nuestros niños cuando les contamos estas maravillosas historias.
Desear a toda la localidad que tengan unas fiestas patronales llenas de felicidad y que recarguen fuerzas en estos merecidos días de descanso. Tendremos que seguir luchando. No hay otra.

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