-
El último año agrícola fue el quinto más seco de la serie histórica, mientras que la temperatura media anual batió un nuevo registro
-
Consecuencia de ambos factores, el embalse de Iznájar apenas supera el 23% de su capacidad total
La sequía continúa siendo un problema serio. A fecha de 10 de octubre, la media de los embalses españoles es del 38,31%. En Andalucía baja al 36,78% y en la Cuenca del Guadalquivir apenas llega al 32,02%. Peor aún es el caso del Pantano de Iznájar, el más grande de la comunidad autónoma. De sus 981 hectómetros cúbicos de capacidad, apenas tiene 232, un 23,65%. Estas cifras que encienden las alertas son la consecuencia de la sequía y de unas temperaturas cada vez más altas, que propician la evaporación del agua. En Rute, el último año agrícola ha sido el quinto más seco de la serie histórica o período de referencia. Como tal se entiende el intervalo entre 1981 y 2010, que ayuda a establecer una media de precipitaciones y temperaturas. En función de esa serie, las precipitaciones medias del municipio rondan los 630 litros por metro cuadrado. La información recopilada por Antonio Navajas confirma que sigue el déficit hídrico. En concreto, se ha cerrado el cuarto año consecutivo, más acentuado que el precedente.
Navajas se encarga de recoger los datos oficiales del municipio para la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), datos que a su vez aporta a diario a Radio Rute. Según esos datos, el último año agrícola (del 1 de septiembre al 31 de agosto) concluyó con unos pobres 403,80 litros. Esto representa un 36% menos de la media, o déficit hídrico. Por comparación, el ejercicio anterior, 2015-16, se había cerrado con 538,5 litros (un déficit del 13%). Es una cifra escasa pero desde luego menos alarmante que la de 2016-17, el quinto año más seco de la serie. Ahondando en las comparativas, se antoja una ficción el ejercicio 2012-13, el más lluvioso de la serie con nada menos que 1123,40 litros.
Lo más grave es que el nuevo año ha arrancado con los mismos registros paupérrimos. En palabras de Navajas, la sequía empieza a mostrar “su cara más dramática”. En todo septiembre, apenas se recogieron tres décimas. Atendiendo a la pauta de este mes, que está en una media de 31,24 litros, el déficit hídrico se dispara al 99%. Por tanto, según el responsable en Rute para la Aemet, se mantiene la tónica “alarmante”. Continuamos en una gran sequía “que nos retrotrae a la del período 1991-1995”. Como una pequeña esperanza, y como muestra de los caprichos de la naturaleza, Navajas recuerda que en el último agosto, con 33,6 litros, se produjo un superávit del 185% con respecto a la media y ha sido el sexto agosto más húmedo desde el inicio de la serie en 1972.
El otro aspecto que acentúa la situación de sequía es el aumento de las temperaturas. Hasta nueve meses, es decir, todos menos noviembre, enero y marzo, han registrado valores por encima de su media correspondiente. Es lo que se denomina una “anomalía térmica positiva”. Consecuencia de ello, en el último ejercicio se ha batido un nuevo registro. La temperatura media anual, que se calcula con la media de las máximas, la de las mínimas y finalmente la media de ambas, ha establecido un máximo histórico. En Rute, esa media anual es de 16,47 grados. En el período 2016-2017 ha alcanzado los 18,34 grados, superando el anterior registro de 18,24, que databa del año 1989-90.
Especialmente significativo resultó junio, con cuatro grados más de lo habitual. De hecho, el de 2017 ha alcanzado la temperatura media más alta de la serie histórica iniciada en 1972. Para Antonio Navajas, la situación es “realmente preocupante”. Basta con observar la relación mensual de temperaturas (detallada en el gráfico adjunto de meses con anomalía térmica positiva) para concluir que en la práctica vivimos “un verano de siete meses”. Los valores propios de esa estación comenzaron a darse en abril y han llegado hasta octubre, “donde a día de hoy el calor no da tregua”.