Juliana Sánchez anima a mirar adelante, pero sin olvidar que medio país fue fusilado por sus ideas

  • Esta hija de un barbero asesinado por la represión franquista, ha recibido el homenaje a la tenacidad por restablecer la dignidad de su padre y buscar sus restos

El tercer vértice de las jornadas “Rute, memoria de un pueblo”, tuvo un nombre propio, el de Juliana Sánchez. Para abrir la mañana del domingo, se proyectó el documental “L’ultima crociata” (“La última cruzada”), de los italianos Beppe Cremagnani y Enrico Deaglio. En él, se muestra la represión franquista, las torturas, los fusilamientos colectivos o los enterramientos en masa en fosas comunes. Entre los testimonios, está el de esta ruteña, hija de un asesinado por el franquismo. Juliana ha sido testigo de primera mano de esos horrores. Primero lo fue siguiendo el rastro de su padre, hasta demostrar que no había huido, sino que había sido asesinado. Después, pasó décadas buscando sus restos, sin llegar a encontrarlos. Ahora, con casi 92 años, ha vuelto a Rute para el homenaje que se le tributó tras el documental.

De introducir el acto del CEMAC Pintor Pedro Roldán se encargó Pascual Rovira. El presidente de Adebo es uno de los activistas destacados en Rute por la memoria histórica y amigo de Juliana. Él presentó el documental y las intervenciones posteriores del alcalde Antonio Ruiz, la concejala de Cultura, Ana Lazo, y el historiador Arcángel Bedmar. Éste subrayó la condición de “desaparecido” de Vicente Sánchez, padre de Juliana. Su huella se pierde en una fosa común, pero se ha podido certificar, gracias a la tenacidad de su hija, la sentencia franquista que lo condenó a muerte.

Según el historiador, Vicente fue “una víctima más de la política de las balas, la violencia y el silencio”. Lo fue también de un doble olvido, el de la dictadura y el de una incipiente democracia “que enterraba aún más la dignidad y la historia de Vicente Sánchez”, como otros muchos republicanos. Con su ejemplo de esperanza, Juliana y quienes la siguieron, esa dignidad robada a tantas personas ha sido restaurada. Por eso, Bedmar resume que hay “muchos motivos para dar las gracias a esta ruteña, que se resumen en “haber dado tanto y a cambio haber pedido tan poco”.

Juliana recibió del alcalde una placa con un texto del Hijo Predilecto de la Villa Rafael Martínez-Simancas. Emocionada, agradeció el gesto de su pueblo natal. No obstante, se dirigió de modo especial a “los niños”, como llama cariñosamente a tantos jóvenes que la ayudaron buscando y sacando restos mortales de la fosa común del cementerio de San Rafael, en Málaga. Su recuerdo está estampado con sus respectivas firmas en una bandera republicana que Juliana mostró al público. Con todo lo sufrido, aún sigue alentando a echar siempre el pie adelante, “para no dejarse pisotear”.

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